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El agua del río inundará la esclusa en una semana

Tras 60 años, el Puerto encara la recta final de su obra cumbre

el 10 oct 2009 / 21:00 h.

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Estado de las obras de la esclusa el pasado mes de agosto

La mayor esclusa en construcción en España, similar a tres presas, con una profundidad similar a un bloque de siete plantas, tres puentes y una inversión total de 210 millones de euros, con dragados incluidos, afronta su última fase: su inundación. A mediados de mes empezará a entrar el agua. Ya no se secará más, por lo menos, en 50 años.

La actual esclusa se diseñó en 1933 y en 1949 entró en servicio. Desde entonces vive bajo el agua. Y no sólo se ha quedado ya vieja, sino también pequeña para las necesidades del comercio marítimo, cada día con buques de mayor tamaño. Ahora sólo entra en el Puerto de Sevilla el 5% de la flota mundial, mientras que cuando se estrene la nueva esclusa podrán pasar por ella el 99% de los barcos.

La nueva infraestructura, cuya obra arrancó en 2005, disparará la productividad del Puerto (el único fluvial de España) lo que, según sus responsables, lo consolidará como el más importante generador de empleo e inversiones de la ciudad y su área de influencia. Será la joya de la corona de las obras de modernización y ampliación del puerto, que suponen una inversión mixta -público y privada- cifrada en unos 500 millones de euros.

La actual esclusa (un compartimento para que los barcos puedan pasar de un tramo a otro de diferente nivel, para lo cual se llena de agua o se vacía el espacio entre las puertas de entrada y salida) tiene una entrada de 24 metros de manga (ancho), lo que impide pasar a grandes barcos. Por contra, la nueva, situada más al sur, en la Punta del Verde, tendrá 35 metros de manga útil y 250 metros de eslora o largo.

Dos grandes bombas llevarán el agua a los dos túneles de llenado y vaciado de la esclusa y unos difusores controlarán el llenado del cuenco. Se tardará alrededor de diez días. Cuando el agua esté estabilizada llegará uno de los momentos más delicados: las compuertas de 800 toneladas de peso serán remolcadas por buques para poder colocarlas. Después vendrán las pruebas y, posteriormente, la segunda fase, la apertura de la vía sur. El discurrir del río se desviará parcialmente para que vuelva a su ser natural. Para que la estructura soporte el peso del agua y de los tres puentes (dos para coches y otro para el tren) se han inyectado 15 millones de kilos de acero para el hormigón armado y se han colocado unas barras a modo de barreras, que se adentran 20 metros en la tierra y que servirán también como "antepuerto" para que se detengan los barcos antes de enfilar la esclusa.

Las cifras de las obras son espectaculares: se han sacado 2,5 millones de metro cúbicos de tierra; uno de los puentes es más alto que el del Alamillo puesto de pie; las compuertas pesan 800 toneladas y tienen 20 metros de alto por cinco de grosor y 40 de ancho... Más de 200 personas han trabajado en la obra, más otras 90 de los astilleros Izar que ha fabricado las compuertas. Todos a tres turnos, 24 horas al día para cumplir los plazos.

Eso sí, la inundación estaba prevista para finales de febrero, luego se anunció para agosto y, finalmente, será a mediados de este mes. El objetivo es que a principios del próximo año el Puerto estrene su nueva esclusa. Ya está todo listo. Las cintas de neopreno para que los barcos no choquen con las paredes de la esclusa, escaleras de gato incrustadas en hormigón por si algún marinero se cae al agua, raíles de 200 toneladas de peso para mover las puertas de la esclusa.

A finales de marzo, la Autoridad Portuaria organizó unas jornadas de puertas abiertas a las que asistieron decenas de ciudadanos, que pudieron pisar el cuenco de la esclusa, que también protegerá a la ciudad de inundaciones y riadas. Estas personas tuvieron el privilegio de andar sobre un terreno que quedará bajo el agua en unos días.

Una técnica egipcia para duplicar el tráfico de mercancías. La intención de la Autoridad Portuaria es que la nueva esclusa, junto con el dragado de los 80 kilómetros del río que separan Sevilla de Sanlúcar de Barrameda (con la oposición ecologista), permita duplicar el tráfico de mercancías. Si en 2008 se movieron unos cuatro millones de toneladas, con unos beneficios de algo más de cuatro millones de euros, la idea es que en 2015 sean 12 las millones de toneladas y 18 los millones de euros. Además, llegarían a Sevilla los grandes cruceros, una importante inyección turística.

El camino para ello ha sido largo. El primer paso de esta revolucionaria obra para el Puerto de Sevilla fue construir en el río Guadalquivir un muro circular e impermeable de dos kilómetros y medio que permitiera trabajar en su interior, como hacían los egipcios. Una técnica milenaria facilitó trabajar en la nueva infraestructura, la esclusa en el río, el único del país apto para navegación comercial.

Dentro del muro se ha desarrollado en los últimos cuatro años una incesante tarea. Por su relevancia incluso recibió la visita de técnicos de todo el mundo que trabajan en proyectos hidráulicos como los del canal de Panamá, los de los canales fluviales de Holanda o los que participaron en la gran presa china de las Tres Gargantas.

Para que pasen los barcos por la esclusa, se tendrá que tirar parte del talud perimetral construido hace tres años para permitir la navegación de los barcos y aterrar la zona del río por el que siguen pasando los buques. Se ha llegado a trabajar hasta 25 metros bajo el agua para hacer la cimentación de los muros, que tienen 20 metros de altura.

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