El Foro Mundial del Agua (FMA) concluyó ayer en Estambul, dejando patente la división entre los Estados a la hora de comprometerse a garantizar el acceso al agua como un derecho esencial de todo ser humano. Durante toda la semana, unos 25.000 participantes -entre líderes políticos, expertos, empresas y ONG- debatieron las cuestiones más candentes en torno a este recurso, como las sequías, el reciclaje de las aguas residuales, el reparto o la gestión del preciado líquido.
Al mismo tiempo, ONG y asociaciones críticas con el hecho de que el foro sea organizado por el Consejo Mundial del Agua (CMA), una institución de carácter privado, se dieron cita en diversas actividades paralelas de protesta, de las que algunas fueron reprimidas por la Policía.
La declaración final, firmada por las delegaciones de los 150 países participantes (70 de ellos representados a nivel ministerial), fue presentada ayer con ocasión del Día Mundial del Agua. En ella, los Estados firmantes advierten de la "necesidad de conseguir seguridad en el (sector) del agua" en un "mundo (que) se enfrenta a cambios globales rápidos y sin precedentes", incluidos el crecimiento de la población, las migraciones, la urbanización, el cambio climático y la desertificación, entre otros.
Sin embargo, el tema que más debate suscitó durante las negociaciones finales fue el derecho al agua, para cuya redacción los países participantes no alcanzaron un consenso, explicó el sábado la presidenta del proceso político, Sumru Noyan. Así, en la Declaración Ministerial de Estambul no se llegó a decretar el agua un derecho humano.
Los organizadores afirmaron que existe consenso entre los Estados respecto al "derecho al agua", aunque no sobre cómo expresarlo en el documento.