Ni el temporal del pasado invierno, que se prolongó durante más de tres meses, ha hecho que los sevillanos despilfarren sus reservas de agua. La historia dicta que en una situación como ésta, con los embalses llenos como hacía años que no ocurría y garantías de abastecimiento para los próximos cuatro años, se produzca un aumento del gasto de agua. Un despilfarro que luego ha resultado dañino durante largos periodos de sequía.
Pero esta vez parece que Sevilla y su corona metropolitana se han aprendido bien la lección. La Empresa Metropolitana de Aguas (Emasesa) ha comprobado que el consumo efectuado durante el primer trimestre del año -época de grandes lluvias- ha descendido un 1,89% con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. Eso supone todo un éxito para la entidad metropolitana, que ha ideado varias fórmulas para propiciar este descenso, como las nuevas tarifas para 2010, en el que se bonifica a los ciudadanos que tengan un consumo responsable.
El descenso más pronunciado se produjo en marzo, cuando se consumieron 5,5 millones de metros cúbicos, es decir, un 2,3% inferior al registrado ese mismo mes en 2009. Emasesa asegura que esta bajada responde principalmente a "la alta concienciación de la sociedad por hacer un uso responsable del agua", aunque también recordó las inversiones que se han realizado para reducir las pérdidas en las redes de distribución de agua.
La concienciación tiene aún más valor si cabe después del prolongado periodo de lluvias, que propició que Emasesa tuviera amplias reservas de agua para respirar tranquila. Y es que desde que comenzó el temporal el pasado 18 de diciembre, los embalses que abastecen al área metropolitana pasaron de estar al 52% de capacidad a superar el 94% en marzo -cuando finalizó oficialmente el periodo intenso de precipitaciones-.
Y esa cifra se ha mantenido hasta la llegada del verano. De hecho, la Comisión Ejecutiva de Emasesa informó en su última reunión de que los pantanos que abastecen al área metropolitana de Sevilla tenían recursos para cuatro años. Eso sí, con la salvedad de que en las cuentas de la empresa pública también se encuentran El Pintado y el embalse de Melonares, que aunque no está aún operativo podría utilizarse en caso de emergencia por sequía.
Pero esta bajada no es algo poco frecuente, sino una tendencia que los vecinos que se sirven de la red de Emasesa practican desde hace bastantes años y que se fraguó durante la gran sequía que sufrió la provincia de Sevilla a principios de los noventa. Como prueba de ello está que hace unos meses se presentó un informe al Tribunal de Cuentas Europeos en el que ponía de manifiesto que el consumo por persona había descendido un 29% en el conjunto de la aglomeración urbana desde 1991 gracias a la mejora de la red y la reducción del gasto. En cifras, el consumo pasó de 176 litros por personas y día en 1991 a los 125 litros por persona y día en 2009.
Entre las medidas aplicadas por la empresa de aguas en los últimos años se encuentran las campañas de ahorro y, entre ellas la sustitución de contadores colectivos por individuales. Esa última iniciativa se ha potenciado con el modelo de tarifación implantado para este año, que ya no establecerá una factura por vivienda sino por persona residente en ella.
Sin embargo, desde Emasesa son sabedores de que todavía queda mucho por hacer. Así, desveló recientemente que la sustitución de los contadores de agua generales -de las comunidades de vecinos- por individuales va a un ritmo más lento del que inicialmente se había propuesto y, según los datos ofrecidos por la compañía, a fecha de mayo de 2010, 167.099 viviendas de las que abastece seguían sin tener contador individual, lo que supone un 34%. Y, además, a lo largo de este último año el número de contadores individuales apenas aumentó en 400.
