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El 'ala dura' republicana se resiste al plan de Bush contra la crisis

La reunión del presidente George Bush con McCain, Obama y representantes del Congreso concluyó sin acuerdo sobre el plan de rescate. Algunos republicanos se oponen al "acuerdo de principios" alcanzado horas antes por líderes de los dos partidos en el Congreso.

el 15 sep 2009 / 15:47 h.

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La reunión del presidente George Bush con McCain, Obama y representantes del Congreso concluyó sin acuerdo sobre el plan de rescate. Algunos republicanos se oponen al "acuerdo de principios" alcanzado horas antes por líderes de los dos partidos en el Congreso.

Los líderes demócratas y republicanos del Congreso no llegaron a un acuerdo sobre los principios básicos de un plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares (casi 500.000 millones de euros) contra la crisis, que ahora deberán negociar con el Gobierno. "Preveo que tendremos un plan que pueda ser aprobado por la Cámara Baja y el Senado y ser firmado por el presidente y que traiga un sentimiento de certidumbre a esta crisis", afirmó el senador republicano Robert Bennett. El mismo optimismo manifestó el presidente del Comité de la Banca del Senado, el demócrata Christopher Dodd. "Tengo confianza de que podemos actuar con rapidez" para ratificar el programa, dijo.

Ambos legisladores se encerraron en el Capitolio por más de dos horas junto con sus colegas de los comités con atribuciones financieras de ambas cámaras para poner por escrito un consenso que se ha ido formando en los últimos días. Ahora la pelota está en el campo de la Casa Blanca, que deberá decidir si acepta los principios adelantados por los legisladores y así garantizarse una aprobación sin tardanza de la ayuda.

Los mercados reaccionaron con júbilo ante el anuncio del acuerdo y el Dow Jones había subido cerca de un 2% a las 20.30 hora española tras estar a la baja el resto del día. El entendimiento llegó horas antes de una reunión convocada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en la que pretendía dirimir la incertidumbre sobre el proyecto, y a la que asistieron los líderes del Congreso, así como el candidato presidencial republicano, John McCain, y el demócrata, Barack Obama. En esta reunión sin precedentes, que duró aproximadamente una hora, los republicanos de más alto rango mostraron su oposición al principio de acuerdo que habían alcanzado un grupo de líderes de los dos partidos, lo que los obligará a continuar con las negociaciones. Todo ello, un día después de que McCain suspendiera su campaña por la crisis. No obstante, Barney Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara Baja, afirmó que tras el acuerdo "en realidad no hay un punto muerto que haya que romper".

las medidas. El programa prevé el uso de 700.000 millones de dólares, que se obtendrán con emisiones de deuda pública, para la compra de títulos de mala calidad a los bancos, principalmente vinculados a hipotecas, y así puedan sanear sus balances y volver a prestar dinero. En esta coyuntura, los sindicatos recalcaron una vez más la difícil situación de la economía estadounidense. La demanda de bienes duraderos, como automóviles y electrodomésticos, se derrumbó en agosto, al tiempo que las peticiones de beneficios de desempleo se dispararon.

Bush alertó el miércoles en un discurso en horario de máxima audiencia de que si el Congreso no actuaba se corría el peligro de un "pánico financiero" Al mismo tiempo, los legisladores han sentido la ira de los contribuyentes, muchos de los cuales no entienden por qué ellos tienen que salvar a los mismos bancos que han ocasionado la crisis por su mala gestión del riesgo.

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