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El Alamillo es un iceberg

Es evidente que los criterios de patrimonio que tiene Icomos son neohistoricista, capaces de emparentar la Giralda, la Torre del Oro y la Casa de la Moneda, de mezclar sin arrobo un alminar minucioso, culminado no menos minuciosamente en el Renacimiento, con una construcción defensiva y otra industrial y quedarse tan fresco.

el 15 sep 2009 / 19:05 h.

Es evidente que los criterios de patrimonio que tiene Icomos son neohistoricista, capaces de emparentar la Giralda, la Torre del Oro y la Casa de la Moneda, de mezclar sin arrobo un alminar minucioso, culminado no menos minuciosamente en el Renacimiento, con una construcción defensiva y otra industrial y quedarse tan fresco. Pero no es menos cierto que los límites que hoy tenemos de todo ello son igualmente difusos y, en la mayoría de los casos, están más incentivados por estímulos mediáticos (por lo que es susceptible de ser imagen masiva y sentimental) que por conceptos razonados.

Un ejemplo palmario es el Puente del Alamillo que, como casi nadie sabe, está compuesto de un pilono, un tablero sobre el río y todo lo construido desde la margen derecha de la dársena hasta llegar al río de verdad. El Puente del Alamillo fue en un principio paso territorial y, por eso, era un puente doble, con los pilonos inclinados, como copiaron las Torres Kio de Madrid. Pasó lo que pasó, aquello se quedó en la mitad, en un elemento arquitectónico singular en vez a twin bridges, los puentes gemelos de Sevilla, caso único en el mundo.

Sin embargo, se hizo la fase más extensa del paso territorial para la que no se ahorraron gastos ni en diseño por Calatrava ni en dinero por la Junta. El resultado fueron el puente y sus bajos, una catedral como el interior de la Sagrada Familia de Barcelona, solo que con cientos de metros más pero hoy abandonada, invadida por cerramientos inútiles, asaltada por los que practican la escalada en todas su modalidades, ocupada por autobuses desocupados. ¡Sería bueno que Icomos se ocupara también de estas cosas! Y mucho mejor que nos ocupáremos nosotros, autoridades y ciudadanos. Una pena porque, como en los icebergs, sólo vemos el 10% del volumen de esta obra de arte.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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