Parecía un discurso conciliador, la despedida en el último año que presidirá la festividad de la Policía Local, pero acabó en durísima acusación: el alcalde lamentó que los ciudadanos no aprecien a la Policía "por culpa del gamberrismo de unos cuantos". "No toleraremos que una minoría radical, usando medios ilegales, intente poner en jaque a la ciudad".
Alfredo Sánchez Monteseirín que no dudó en atribuir a un sector de la Policía los crudos incidentes de los últimos meses, al aludir a las taquillas que fueron reventadas para robar uniformes dentro la propia Jefatura, o al petardazo que el viernes hirió a dos periodistas municipales.
Aunque el sindicato mayoritario del cuerpo, Sppme, se ha desvinculado de ambos incidentes, el alcalde señaló sin titubear la lucha sindical como el origen de los disturbios:"Los derechos laborales se defienden dentro de la ley, como la inmensa mayoría de nuestros agentes. Es un acto de injusticia que la relación de la ciudad con su Policía sea secuestrada por quienes con actitudes extremistas intentan tirar por tierra lo conseguido por la Policía durante mucho tiempo".
Los pocos municipales que asistían al acto oficial en el Lope de Vega lo entendieron como una afrenta. El patio de butacas, que ya presentaba un aspecto gélido, con filas enteras de asientos completamente vacíos y apenas treinta o cuarenta policías uniformados, se quedó aún más vacío cuando una docena de agentes se levantó y se fue.
En el teatro quedaron decenas de invitados protocolarios, miembros de otras fuerzas de seguridad, políticos y familiares, pero apenas policías. Tampoco habían sido muchos en la recogida de galardones más fría de la última década: de las menciones honoríficas a los agentes cuya labor ha destacado este año, por ejemplo, se entregaron menos de la mitad: acudieron 21 policías, pero otros 28 no. Este año tampoco se ha informado de los motivos por los que se ha premiado a los agentes.
El alcalde siguió desgranando críticas, dirigidas directamente al corazón del Sppme, que representa al 90% de los policías, e insistió en que contra los que lanzaron el petardo del viernes recaerán "el peso de la ley y las normas disciplinarias de nuestro cuerpo", que evidentemente sólo se aplican si el autor es un policía. "Esta agresión no ha sido un hecho aislado", añadió.
Antes del acto, unos 300 policías se habían congregado ante el teatro para protestar por los incumplimientos laborales -falta de creación de plazas de policía o impago de horas extra-, azuzados por el malestar que creó el saber que el Consistorio iba a premiar a los ex jefes de la Policía y a los ex concejales responsables del cuerpo. Dos de ellos, aún ediles en activo, rechazaron el premio ante las protestas sindicales.
El responsable del Sppme, Manuel Bustelo, se quejó ayer de que "se le haya dado una medalla a concejales que le han hecho muchísimo daño al cuerpo y encima se haya humillado a policías que han salvado vidas, llamándolos gamberros en su cara y obligándolos a irse del teatro, cuando nosotros hemos desconvocado la protesta al comenzar el acto por respeto". Entre los asistentes que salían del teatro, el estupor era notable: "Nos ha llamado gamberros", se escuchaba por las escaleras.
«Ahora van a ver a un talibán»
El presidente del Sppme, Manuel Bustelo, se mostró indignado por las palabras del alcalde: "Está buscando la provocación porque no quiere solucionar el problema. Ha demostrado una vez más que odia a la Policía Local, pero el día de hoy no se le va a olvidar, ahora sí va a ver a un talibán", aseguró. Según el Sppme, el conflicto entre los policías y el Ayuntamiento está ahora mismo tan "enconado" que no hay solución posible. "No hay arreglo porque ellos no quieren. La semana pasada llegamos a un acuerdo pero esta semana lo han roto, y encima nos acusan del petardo, de los ataques a las taquillas de los policías y de todo lo que se les ocurre", dijo Bustelo.
El sindicato anunció que a partir de ahora acudirá a actos del PSOE para pedir que el partido "tome cartas en el asunto, porque la actitud de Monteseirín hacia la Policía Local no se puede tolerar". Tras la protesta, el sindicato invitó a una copa en su sede por segundo año, aunque esta vez fue la única, porque el Ayuntamiento no ofreció el habitual ágape en el Lope de Vega.
