Lo que no consiguieron las quejas vecinales lo ha logrado una muerte. 24 horas después de que Chelo muriera arrollada por un camión en un paso de cebra de Hytasa, regulado por un semáforo apagado, el alcalde ha dado orden de encender la señal y ha enviado una patrulla fija a dirigir el tráfico. Tarde, dicen los vecinos.
Ya el miércoles por la tarde un patrullero se instaló en la esquina de la Avenida de Hytasa con la calle Galicia, horas después de que levantaran el cuerpo de Consuelo González, de 57 años, a quien un tráiler doble le pasó por encima al ir a cruzar la calle, en un punto con semáforos desactivados por culpa de las obras del carril bici. Sin embargo, fue ayer cuando el Ayuntamiento ordenó la restitución del funcionamiento de los semáforos "de forma provisional". Los técnicos se afanaron durante toda la mañana en ponerlos a punto, aunque las luces se encendían sólo de forma esporádica, mientras que a su lado una pareja de la Policía Local regulaba el tránsito con una firmeza inusitada. Ni un pie dejaban poner a los peatones sobre el asfalto.
Lo contradictorio es que el Consistorio decida encender los semáforos cuando apenas un día antes había asegurado que, según la dirección de la obra, era imposible ponerlos a funcionar hasta que no acaben los trabajos que se están desarrollando. El propio alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, así lo confirmó en una entrevista concedida a la SER. Técnicamente no era posible, decía. Desde el Ayuntamiento se limitaron a afirmar ayer que "antes no podían funcionar por la propia ejecución de la obra, ajena a la Delegación de Movilidad". Nada más.
La orden del regidor de vigilar el cruce y las intersecciones de El Cerro se completa con una ronda de revisiones de todas las obras de reurbanización y mejora que se llevan a cabo en la ciudad, para evitar nuevos accidentes como el de Chelo. Además, los técnicos municipales van a revisar las obras de Hytasa, para determinar "si pudiera existir algún error" en su desarrollo.
"Llega tarde". La decisión de Monteseirín se tomó después de la reunión que mantuvo con sus responsables de Urbanismo y Movilidad para analizar el accidente mortal del miércoles. Pero para algunos vecinos, los cuatro puntos de su comunicado llegan "tarde y regular", como comentaban ayer en la esquina en la que falleció la funcionaria de la Consejería de Igualdad, que había salido a desayunar. A las diez y a las doce de la mañana de ayer, tanto residentes como empleados de los edificios de la Junta ante los que ocurrieron los hechos se concentraron para exigir la rápida ejecución de las obras, que tienen empantanado el tramo desde hace un año, y, sobre todo, para reclamar más medidas de seguridad. Porque lo cierto es que, a excepción de la presencia de la Policía Local en esa esquina y la de los técnicos que intentaban encender los semáforos, ayer por la mañana seguía habiendo las mismas lagunas en la señalización de los trabajos: sólo se ven en el suelo las señales horizontales básicas (pasos de cebra) pero no hay postes ni señales verticales que anuncien las obras; el único cartel que se encuentra está tirado en la esquina de la Consejería de Igualdad, aplastado y manchado y, por supuesto, invisible para los conductores y los peatones.
El alcalde insistió ayer en que había señalización en la calle, pues "la horizontal estaba en el suelo y el paso de cebra estaba en condiciones de uso". No obstante, reiteró que se analizará la zona para ver si existen "anomalías" y, en su caso, "subsanarlas". También ha dado la orden a la delegada de Bienestar Social, Ana Gómez, para que asista a los familiares de la fallecida, tarea para la que también ha ofrecido al servicio jurídico del Ayuntamiento.
