El Real Alcázar acoge desde el pasado viernes una de las exposiciones más interesantes de la programación del Otoño Cultural Iberoamericano, OCIb 2011, impulsada por la Fundación Caja Rural del Sur. El Louvre y sus visitantes, de Alécio de Andrade (Brasil, 1938), muestra una tierna y sorprendente selección de las más de 12.000 fotografías que a lo largo de 39 años realizó el autor en sus visitas a las salas del inmenso museo parisino.
El Louvre y sus visitantes, que fue inaugurada por la viuda de Alécio de Andrade, en el Salón Alto del Apeadero del conjunto monumental sevillano, da la posibilidad de espiar las reacciones de las miles de personas que cada año pasean por las salas de la pinacoteca francesa: de asombro, de interés, de puro cansancio, de absoluta indiferencia, ajenas a las apabullantes obras de arte que allí se exponen o totalmente abstraídas en su contemplación.
Así, el contraste entre la quietud de la obra de arte, fija en la pared, siempre la misma, y la vida que desprenden quienes ante ellas se sitúan, a pesar de haber sido inmortalizados a su vez por la cámara de Andrade, cala rápidamente en el espectador de esta muestra, que no podrá evitar sonreír ante muchas de las fotografías y pensar en cómo nos ven los demás cuando no nos sabemos observados, cómo son nuestras reacciones a los ojos de otro.
Alécio de Andrade residió en París gran parte de su vida hasta que falleció en 2003. Allí desarrolló al máximo su talento para la fotografía y su capacidad para ver lo que otros no ven, lo que le llevó a ser habitualmente requerido por las publicaciones más prestigiosas de Francia, Italia, Estados Unidos, Alemania y Brasil. Fue miembro de la Agencia Magnum, recibió numerosos premios y reconocimientos e importantes personajes contaron con su obra para ilustrar sus trabajos.
Ahora se puede disfrutar hasta el 18 de diciembre en Sevilla de una recopilación que se ha convertido hace pocas fechas en una de las muestras estrella de PhotoEspaña 2011 (Madrid) y que ha batido todos los récords de visitas en la sede de la Fundación Caja Rural del Sur en Huelva.
En la muestra se puede observar desde unas monjas mirando el cuadro de Las Gracias de Rubens, hasta un niño sentado en una esquina del museo rodeado por cuadros. Todo un serial de cuadros que pretenden mostrar el movimiento diario del museo parisino y que enseñan lo que es la visita. Desde el entusiasta del arte, hasta el que se muestra ya cansado de pasar por diferentes salas.
