-Los datos del paro dicen que un 43% de los jóvenes está desempleado. ¿Qué responsabilidad tiene la Universidad en esto?
-Cuanto mayor es la formación, el desempleo es menor. No podemos achacar por tanto a las universidades que haya una situación de desempleo tan fuerte. Tenemos capacidades, pero no las valoramos; nos sirven para dar un empleo preferencial, pero no para ocupar a las personas en donde sus capacidades les permitirían llegar. Falta que busquemos más innovación, no acomodarnos a lo existente.
-Con la crisis se ha rescatado la idea de que no es rentable mantener carreras con nulas salidas. ¿Se abordará esta revisión para adecuar la oferta a la demanda?
-Debe abordarse pero no de manera simplista. Hay que acomodar los recursos a aquello que tiene una rentabilidad. La planificación es necesaria aunque tiene dos hándicaps. Uno es que todas las competencias están transferidas a las comunidades, y con esto no estoy poniendo en cuestión el modelo autonómico. Pero sí que tendríamos que tener unas reglas comunes para garantizar que no ponemos en riesgo el máximo de rentabilidad de la inversión pública, y hasta ahora hemos reproducido la oferta de manera mimética. El otro hándicap es la rigidez del sistema. Tenemos una plantilla de personal altamente especializado, y esto hace que la rigidez sea mayor...
-¿Y el reciclaje del personal?
-No es tan fácil. La solución está en el sistema. Debemos ir distinguiendo una parcela sustancial en el trabajo del profesor que es la de su investigación; usar los remantes en docencia para potenciarla.
-En ese resideño de la oferta académica, ¿se plantea la Universidad incluir FP?
-Ha habido un malentendido. La Universidad lo que tiene es que estar perfectamente coordinada con la FP, porque la sociedad no entiende de parcelas acotadas.
-¿Un trasvase quizás de profesorado universitario a la FP?
-Una conexión. Que las capacidades universitarias sean usadas por la FP cuando ésta las necesite. Todos somos complementarios. La Universidad, hasta que no se diga lo contrario, no se plantea dar la FP. Sí coordinarnos con ella para buscar nuevos nichos.
-¿Cuándo se abordará un modelo de financiación vinculado a objetivos?
-Casi toda la financiación de las universidades públicas viene de los gobiernos regionales, y yo diría que todas tienen un contrato-programa que vincula financiación a objetivos, en torno al 10-15%. La universidad se juega, por tanto, una parte sustancial de su financiación al cumplimiento de objetivos. España no apuesta tanto en conocimiento como otros. Pero por poner un ejemplo: por cada euro que Cantabria invierte en educación, recibe 2,7. Por tanto, la inversión en educación no es un gasto, es una inversión absolutamente rentable.
-¿Puede garantizar la Universidad que no se tocarán las matrículas?
-El estudiante paga con su matrícula sólo entre el 10 y el 15% de lo que realmente le cuesta a la sociedad su formación. Cuando la sociedad invierte en una persona, debe esperar una respuesta acorde con la confianza que se ha puesto en ella. Si ésta falla, debemos exigirle que pague por la formación que recibe. Pero esto no se implantará hasta que no esté garantizada la eficiencia de todo el sistema en su conjunto.
-¿Cuánto del dinero que se invierte no se está gastando bien?
-El rendimiento académico está por encima de la media europea, aunque la tasa de abandono que tenemos no es deseable. En las diplomaturas anteriores, los alumnos empleaban cuatro años y medio en terminar; en las licenciaturas, en torno a siete. Hay que pensar que una parte de estos alumnos trabajan a la vez que estudian. Pero esto no justifica nada. Hay que ser más exigentes con los que están dedicados al estudio por completo.
-¿Cuánto se ha recortado el presupuesto universitario?
-En torno a 300 millones de euros, un 5% menos. Esta situación es, cuanto menos, no deseable en un momento en el que vamos a una estructura de más calidad.
-El Gobierno no tiene dinero, pero tampoco las familias, a las que les resultaría duro tener que pagar más en matrículas.
-No lo creo. Es justo con la sociedad, porque ésta no puede permitirse malgastar sus fondos. Si por capricho del estudiante éste no aprovecha la oportunidad, la propia sociedad no debe permitirlo. Pero ésta no es la situación. Primero vamos a hacer eficaz el sistema y después abordaremos la posible penalización al estudiante vía tasas.
-¿Y cuánto del dinero que se gasta en profesores está bien invertido? También se puede vincular el salario del profesor a su calidad...
-Esto ya se está haciendo. Los profesores se evalúan cada cinco años de su docencia, y cada seis, de su investigación. Y en función de esto, su salario varía.
-¿La plantilla está sobredimensionada?
-La plantilla está bien dotada desde la perspectiva exclusivamente docente. Pero el profesor está haciendo mucho más. No podemos simplificar el análisis sólo a la función docente. Si tenemos un modelo de futuro basado en la innovación, tendremos que tener el número adecuado de investigadores. Y en esto no estamos tan bien dotados.
-¿Qué déficit hay?
-Necesitamos duplicar.
