Unos 60 familiares, acompañados por representantes políticos tanto de El Cerro del Andévalo como de Calañas (Huelva), acudieron ayer al entierro en El Cerro de las once personas que fueron fusiladas en la Guerra Civil y que han permanecido 72 años en una fosa común en Calañas. Un acto "sencillo y emotivo" en palabras de Francisco Javier González, bisnieto de uno de los asesinados.
En declaraciones a Europa Press, González aseguró que con este entierro y la ayuda que ha prestado a estas familias, encargándose de coordinar estos trabajos, "se cierra un capítulo" y apuntó que seguirá trabajando para reconstruir la memoria histórica "y ayudar a otras familias".
Durante el entierro, se realizó una ofrenda de flores en el monolito levantado en el cementerio como homenaje a los fusilados y los alcaldes de El Cerro, Juan Manuel Borrero (PP) y de Calañas, Fernando Recio (PSOE), pronunciaron unas palabras.
La exhumación, tras cuatro días de trabajo, dejó al descubierto cuatro cuerpos enteros y los restos de otros siete, que fueron enterrados en una fosa dividida en dos parcelas en 1937.
La identificación mediante ADN resulta imposible porque los huesos están todos juntos deberían hacerse pruebas a 400 huesos. Pero tanto los trabajos forenses como la investigación de la documentación y objetos hallados ha permitido asegurar que se trata de once personas y que murieron fusiladas en esa época.
