El próximo mes de junio se cumplirá una década desde que el Ministerio de Defensa cedió el antiguo Hospital Militar Vigil de Quiñones a la Junta de Andalucía para su incorporación, supuestamente casi inmediata, al servicio público de salud. Lo ocurrido en torno a este complejo sanitario en estos últimos diez años bien podría considerarse un misterio, sólo comparable a los extraños fenómenos que algunos aseguran haber contemplado por las noches en las ventanas de las plantas altas del edificio. Pero leyendas urbanas al margen, lo cierto es que resulta difícil de justificar lo ocurrido con este centro militar, el segundo más importante de España sólo por detrás del Gómez de Ulla de Madrid, que hoy permanece cerrado, abandonado en su mayor parte y sin perspectivas de volver a entrar en uso. La Consejería de Salud, que pagó en 2004 seis millones de euros por hacerse con este recinto, mantiene paralizadas las obras encaminadas a su reapertura –y cuyo presupuesto final se ha duplicado sobre la previsión inicial– y no da plazos para resucitar este hospital, que hace dos lustros funcionaba como un reloj.El Vigil de Quiñones era calificado por muchos en la pasada década como un centro de lujo por su gran equipamiento y su buen estado. Su cuerpo central lo componía un inmueble de 12 plantas, con 83.000 metros cuadrados en los que no faltaba la dotación tecnológica más avanzada del momento, varias cafeterías, helipuerto, cirugía experimental, 240 habitaciones individuales, una capacidad de 750 camas, 29 especialidades y cinco quirófanos. Todo estaba en perfectas condiciones y en uso en junio de 2004, cuando Defensa lo entregó a la Junta mediante la firma de un convenio, por el que la administración autonómica pagó seis millones de euros al contado, al margen de los 28,6 millones en contraprestaciones urbanísticas que se dieron al ministerio, ya el Ayuntamiento también formaba parte de este pacto.Cuando se firmó aquel convenio, la Consejería de Salud, entonces en manos de la actual consejera de Hacienda, María Jesús Montero, anunciaba que antes de reabrir el centro tenía que acometer algunas obras de adaptación en el edificio, por valor de 23 millones de euros. Una vez ejecutados esos trabajos, para los que se daba un plazo máximo de 18 meses, el Vigil de Quiñones volvería a funcionar con una unidad de neurorrehabilitación de lesiones medulares y daño cerebral, que sería entonces la primera de la comunidad, convirtiendo este hospital en el centro de referencia para cirugía ambulatoria de Sevilla, con hasta 30.000 intervenciones al año.Además, se incorporaría un centro de alta resolución especializada con 31 consultas), una comunidad terapéutica con 25 plazas, el centro de Salud de los Bermejales –que no se inauguró hasta 2006–, un hospital de día, una unidad de rehabilitación cardiaca y un área de hospitalización con 200 habitaciones individuales. La intención de Salud era ir poniendo en marcha estos servicios de manera escalonada, de forma que a finales de aquel 2004 ya entraran en funcionamiento algunas prestaciones, y que en 2006 todo el complejo estuviera listo.En cuanto a la inversión anunciada, también es un misterio el motivo por el que se ha disparado. Inicialmente Salud dijo que se destinarían 23 millones para tareas como remodelar los grupos electrógenos, modernizar los sistemas de refrigeración, las calderas o los ascensores. Ahora, el presupuesto oficial supera los 54 millones.Sin embargo, poco de este ambicioso plan cumplió el calendario programado. De hecho, hasta cinco años después no se pidieron los permisos para empezar las obras. En febrero de 2009 el Ayuntamiento dio licencia a la Junta para iniciar la primera fase de las obras de rehabilitación, valoradas en 987.000 euros, y en junio de aquel año le concedió otra para una nueva ampliación del antiguo hospital, valora en 12 millones, que contemplaba la reforma parcial del edificio central desde la planta cuatro a la 12 y un nuevo inmueble.Ese mismo año la Junta anunció la primer incremento de los costes previstos, que pasaban de los 23 millones anunciados en 2004 a 32,6. Dos años después, en 2011, Salud volvía a incrementar la cifra hasta los 54,6 millones, de los que hasta entonces ya había gastado 27 millones. En aquel entonces la fecha de apertura prevista era finales de 2012. Sin embargo, en verano de 2011 la constructora paralizó las obras por falta de pago de la administración. Una situación que no parece vaya a resolverse pronto. Es más, la consejería asegura que los trabajos no continuarán hasta que pase «la difícil situación económica en que nos encontramos», según transmite por escrito el departamento de prensa de Salud a El Correo.«La Consejería confía en que una vez que pase la difícil situación económica en la que nos encontramos se podrán retomar las obras previstas para completar la red de centros prevista. Es el caso del Hospital Militar, cuyas obras se dividen en tres expedientes con diferentes grados de ejecución. Hasta ahora, se han puesto en marcha en sus instalaciones el Hospital de Día y la Comunidad Terapéutica de Salud Mental, el centro de salud de Los Bermejales y la nueva sede del Distrito Sanitario de Atención Primaria de Sevilla –un edificio administrativo–». La inversión realizada hasta ahora asciende, según Salud, a unos 46 millones de euros.Con este panorama, el destino del antiguo Militar es seguir cerrado a la espera de una decisión política que lo rescate del olvido. Al menos la Junta sí ha aclarado que el recinto seguirá teniendo uso sanitario, ya que el convenio con Defensa contemplaba la posibilidad de que pasada una década se pudiera cambiar el uso del suelo y venderlo, algo que no pasará de momento.