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El ariete da otro paso atrás

El PSOE le reconoce a Antonio Rivas su intento de no dañar aún más al partido con la renuncia a sus cargos orgánicos.

el 28 feb 2011 / 21:59 h.

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Diez meses después, la historia ha vuelto a repetirse en la figura de Antonio Rivas. Entonces, en abril de 2010, decidió presentar su dimisión como delegado provincial de Empleo cuando llevaba precisamente 10 meses imputado en la trama original del caso Mercasevilla, la del presunto cobro de comisiones ilegales a los empresarios de La Raza. Ahora, transcurrido el mismo tiempo, también deja sus cargos orgánicos y renuncia a la militancia. Las explicaciones, las mismas: una decisión personal con la que pretende quitar al PP un argumento de crítica política contra el PSOE, aquello de “no servir de ariete a una derecha impresentable” como dijo entonces en un comunicado público. Y como telón de fondo las mismas tensiones entre los socialistas, divididos entre los partidarios de que debía dimitir para no quemar al partido y los que creían que no tenía que hacerlo hasta que no fuese condenado, si es que se daba el caso.

La Fiscalía imputa a Rivas un delito de cohecho, por lo que le pide (como a los otros tres imputados en esta rama, Fernando Mellet, Daniel Ponce y María Regla Pereira) una sanción de 900.000 euros y 21 meses de inhabilitación para cargo público. Y eso pese a que la propia juez, Mercedes Alaya, llegó a admitir en un auto que las pruebas contra Rivas son débiles y se basan en la acusación de otros imputados en el caso.

Con este panorama, ayer el PSOE le tendió un puente de plata a Rivas, un día después de que renunciase a su militancia y a sus cargos orgánicos, que no eran pocos: secretario de Formación Profesional y Empleo de la Ejecutiva provincial, miembro del comité director socialista (el máximo órgano entre congresos) y secretario general de Camas.

Precisamente de Camas, localidad de la que llegó a ser alcalde, ha llegado el caso que le ha empujado a dar este paso, el del exconcejal José Antonio García Prieto, que también desempeña el cargo de secretario de Política Municipal del PSOE camero y que figura como prejubilado en el ERE de una empresa (Intersur) en la que nunca trabajó.

La sensación ayer en el PSOE era la de que Rivas ha hecho lo que tenía que hacer, y que su renuncia sirve hasta para ponerla de ejemplo a la hora de contraatacar al PP. Eso sí, hubo sus matices, porque por ejemplo el secretario andaluz y presidente de la Junta, José Antonio Griñán, no se anduvo con paños calientes o halagos al compañero caído. “El señor Rivas ha asumido su responsabilidad y me parece perfecto. Además ha suspendido su militancia hasta que se aclaren las cosas y así debe ser”, y tampoco se anduvo por las ramas al hablar del caso del exedil de Camas: “Censurable sin ningún tipo de dudas”.

El resto de reacciones fueron más suaves, como la del candidato a la Alcaldía, Juan Espadas, que calificó de “correcta” la dimisión, o la del alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, que ni quiso entrar a valorar el tema y se limitó a decir que el caso Mercasevilla “no” pasará factura electoral al PSOE. El que no desaprovechó la ocasión fue el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, quien instó al PSOE andaluz a que “nos diga por qué estuvo tanto tiempo ya imputado como delegado de Empleo y por qué ha estado tanto tiempo perteneciendo a los órganos de dirección” socialistas.

La que dio la clave del argumentario que esgrimirá a partir de ahora el PSOE fue su secretaria de Organización en Andalucía, Susana Díaz, a la que le faltó tiempo para destacar la actitud de Rivas y recordar que "desgraciadamente otros no hacen lo mismo y colocan candidatos a cargos que tienen imputados en los banquillos”, en una indisimulada referencia al PP y su candidato a la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, imputado por la Fiscalía en el caso Gürtel.

A propósito de Rivas, Díaz subrayó el “respeto a su decisión de pretender no erosionar al partido”, además de considerar que “va a defenderse mucho mejor al margen de la militancia”. Y, de paso, vuelve a desactivarse como ariete (o al menos lo intenta) como ya hizo en abril pasado, un gesto valorado en un PSOE provincial en el que Rivas cuenta con un gran reconocimiento político y personal. Eso explica, por ejemplo, que transcurriesen varios meses sin que se ocupara su puesto como delegado de Empleo, a la espera de cómo evolucionaba su caso. “La verdad resplandecerá y libre de falsas imputaciones podré resarcirme”, dijo Rivas entonces. Ahora se le abre un segundo frente de un combate que puede ser hasta más duro.

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