Economía

El arroz se salva y habrá siembras en la mitad de sus fincas de Sevilla

En un año clave para el arroz por la escasez internacional y la lógica subida de los precios, el 'diluvio' que ha caído en la cuenca del Guadalquivir permitirá que el sector siembre aproximadamente las mismas tierras que el año pasado.

el 15 sep 2009 / 03:43 h.

En un año clave para el arroz por la escasez internacional y la lógica subida de los precios, el 'diluvio' que ha caído en la cuenca del Guadalquivir permitirá que el sector siembre aproximadamente las mismas tierras que el año pasado.

En el caprichoso río Guadalquivir no funcionan las matemáticas, dos y dos pueden no sumar cuatro, mas las cuentas comienzan a cuadrar y, con ello, la posibilidad de que las tierras de las marismas sevillanas no queden baldías, sino sembradas, al menos la mitad, de arroz.

29 de enero pasado. Ni gota de agua se asignaba a los arrozales pues, sencillamente, había -y aún la hay- sequía y los pantanos de la regulación general del río, que son los que conforman el aporte principal de la agricultura de riego- se encontraban a sólo el 25,6% de su capacidad global. Hacía falta un diluvio primaveral.

No ha sido tal, pero ha llovido lo suficiente como para que ocurran dos circunstancias que alteran completamente los planes iniciales. La primera, el lógico incremento del volumen hídrico embalsado, de forma que, a día de ayer, la regulación general se situaba al 32,23%, frente al 33,96% de idéntica jornada de 2006. La segunda, que el agua caída ha limpiado de sal -es el denominado tapón salino- el caudal del río a su paso por la provincia de Sevilla y enviado, por tanto, la salinidad Guadalquivir abajo, hacia el entorno de la desembocadura.

Fuentes del órgano regulador de la cuenca, la CHG, confirman que, en efecto, las cosas han cambiado y se abrirá el grifo para los arrozales. No podrán cultivar las 36.000 hectáreas de las marismas, pero sí un nivel próximo al del pasado año, esto es, la mitad de los campos. "Las restricciones seguirán siendo enormes, pero sí, hay posibilidad de cultivar", incidieron las fuentes. No en vano, ya ha habido una solicitud expresa por parte de la asociación agraria UPA de Andalucía y comunidades de regantes para que el sector pueda disponer en esta campaña de 200 hectómetros cúbicos de agua, de ellos 100 desembalsados del sistema de regulación general y el resto, con cargo a pantanos privados, que son aquellos asignados a agrupaciones concretas de agricultores, como el Bembézar, en Córdoba, o Pintado, en la provincia de Sevilla.

La cuantía hídrica máxima que se aprobó a finales de enero pasado, en el seno de la Comisión de Desembalse -el órgano que decide las dotaciones para riegos- era de 300 hectómetros cúbicos para la totalidad de la cuenca y para todas las producciones. Para hacerse una idea, ni la tercera parte de la cifra de una campaña con pluviometría normal, y que sólo garantizaba agua para los cultivos permanentes de la cuenca -olivar y frutales, fundamentalmente- y algunos riegos de socorro por ejemplo para la remolacha. En cambio, el algodón o el maíz, en especial en Sevilla, lo tenían complicado, y para el arroz no se contemplaba dotación alguna.

Desde aquella Comisión de Desembalse, que emplazó a otra reunión en primavera para revisar sus decisiones, han entrado en los pantanos de la regulación general alrededor de 300 hectómetros cúbicos, hasta los 1.575,11 que se contabilizaban ayer. Entonces, el presidente de la CHG, Francisco Tapia, definía la situación como "el peor año de sequía desde 1996".

No obstante, queda por saber si el regulador atenderá la solicitud de detraer agua de los pantanos privados -una llamada reasignación de recursos, estrenada en la campaña pasada y denunciada ante los tribunales por la asociación de regantes Feragua-. Mientras tanto, en el principal pueblo arrocero, Isla Mayor, comienzan a prepararse las parcelas y en Herba, la mayor firma del sector, cantan victoria. "Se sembrará".

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