Con 500 tubos de spray pueden hacerse, desde luego, muchas cosas. Cuatro artistas urbanos, los autores del cartel de la Bienal de Flamenco de Sevilla de este año -Suso 33, Seleka, San y El Niño de las Pinturas- emplearán ese arsenal en decorar todo un tranvía del Metrocentro, con sus cuatro vagones, para hacerlo circular a lo largo de un mes y promocionar así la mayor cita mundial del arte jondo.
La faena comenzó ayer por la mañana y culminará, según lo previsto, sobre las nueve de la noche en plena la Plaza Nueva, a la vista de los transeúntes. Los pintores trabajan sobre una carcasa de vinilo, la misma que suele servir como soporte publicitario de los vagones, y en ella plasmarán cuatro versiones de la imagen del cartel de la Bienal -un círculo en tres colores con caprichosas formas en su interior que simbolizan el mestizaje, la espontaneidad y la evolución del flamenco-, junto a otros motivos que irán resolviendo sobre la marcha.
Tal vez otro tipo de artista sentiría cierta excitación ante la enorme visibilidad que supone pintar un tranvía del Metrocentro, pero ellos están más que acostumbrados y se lo toman con toda serenidad. "Llevamos 15, 20 años en la calle, esto no es nada nuevo para nosotros", dice San.
"Cada uno de nosotros ha desarrollado su propia carrera, pero hemos tocado los soportes más variados, cosa muy poco habitual entre los artistas plásticos. Hemos pintado todo tipo de espacios, más o menos visibles, pero no hay ningún listón que superar. La vida nos ha ido llevando y ahora nos traído hasta aquí", añade.
Y aunque resulta evidente que la organización de la Bienal pedía un producto grafitero, representativo de esa disciplina que cuenta con espléndidos cultivadores en Sevilla, lo cierto es que los cuatro escogidos se desmarcan un tanto de esa escuela específica, donde sólo hicieron sus primeras armas.
"Hemos querido conservar la estética del grafiti, ya que es de donde nosotros venimos, nuestras raíces, tan importantes también en el flamenco. Para ello hemos utilizado el spray como herramienta principal y el chorretón como muestra de ello", comentaban en la presentación del cartel.
"El grafiti no es arte, es grafiti", asevera San. "Es algo que no resulta cómodo a la sociedad, que incluso puede traspasar la legalidad, y por eso es casi más interesante para los galeristas: ese estar fuera de los márgenes es un extra que no tienen otros productos artísticos. Nosotros hacemos pintura, simple y llanamente, y esperamos que quienes vengan a ver nuestro trabajo vean algo más", agrega.
Y lo mismo sucede con la tradicional vinculación de este arte con el hip hop: "En realidad, ninguno de los cuatro estamos vinculados a esa música, escuchamos música muy diversa y no hemos sentido ningún enfrentamiento con el flamenco en este caso", afirma San. ¿Hay algún buen aficionado en el grupo? "Sí, hay uno, Niño de las Pinturas, que controla bastante", dice San.
Cuando se le pregunta por qué opiniones ha suscitado el cartel de la Bienal en el ámbito del arte urbano -en los círculos flamencos ha tenido una acogida positiva, con simpatía y algo de perplejidad-, San cree que "el cartel está planteado con bastante seriedad y se ha defendido bien. El resultado ha gustado mucho", concluye.
Cabe recordar que los carteles de las anteriores ediciones de la Bienal fueron obra de artistas como Joaquín Sáez, Francisco Moreno Galván, Manuel Ángeles Ortiz, Emilio Sáez, Rafael Alberti, Antonio Saura, Carlos Ortega, Juan Romero, Tato Olivas, Luis Gordillo, Juan Suárez, Carlos Saura o Ruvén Afanador, algunos muy vinculados al flamenco y otros ajenos a este arte.