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El asalto al último bastión del PSOE

Hace cuatro años, el PSOE obtuvo 11 de los 18 diputados a mucha distancia de un PP con seis. Ahora, la campaña empieza más igualada que nunca.

el 08 mar 2012 / 23:39 h.

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El tsunami azul del 20-N acabó con cualquier atisbo del PSOE en el poder. Sólo resistió a ese envite un pequeño reducto en el sur de la península. Sevilla fue, junto a Barcelona, la única provincia superviviente al aplastante triunfo del PP en los comicios generales. “Hemos salvado los muebles”, repetían una y otra vez los socialistas sevillanos, conscientes de que el bastión seguía a salvo después de 32 años de victoria del PSOE.  

Sin embargo, esa salvación se produjo a costa de dilapidar un colchón de votos que ahora, de cara a las elecciones andaluzas, ya no existe. En 2008, por ejemplo, el PSOE aventajó en 244.767 votos al PP en la provincia, una diferencia que ahora no se plantean ni unos ni otros. Hasta los sondeos, como el de ayer del CIS, otorgan, por primera vez en la historia, una ligerísima ventaja de tres décimas en estimación de votos a los populares en Sevilla. Ése es el punto de partida, casi un empate técnico marcado por un crecimiento de IU y Upyd, y no el resultado de hace cuatro años, cuando el PSOE casi duplicó en escaños al PP: 11 a 6. IU se quedó con uno.

La batalla está más igualada que nunca, y será fundamental para el resultado de las elecciones autonómicas. El PSOE se juega en esta provincia mantener su gobierno con el lastre de una crisis interna sin precedentes, y de un escándalo, el caso de los ERE que tiene en Sevilla su epicentro. El PP se enfrenta a su histórica asignatura pendiente debilitado por su discurso en el mundo rural, y por la movilización de la izquierda por decisiones como la reforma laboral o  su discurso en materia de igualdad de género.  Y en medio, IU lucha por ratificar su peso específico en el Parlamento llegando a la meta del segundo diputado, mientras que Upyd acaricia un punto de inflexión definitivo en su trayectoria en la comunidad autónoma.

La capital

Más de una tercera parte de los votos se encuentra en la capital. En Sevilla, los partidos se juegan más de medio millón de sufragios. Hasta 2011, la capital fue uno de los ejes del bastión socialista. Hasta que Zoido logró dar un vuelco a ese escenario en mayo de 2011. Logró entonces 166.000 votos y, sobre todo, marcó un punto de inflexión al materializarse un claro trasvase de votos en los barrios tradicionalmente socialistas que se repitió en las generales, cuando consiguió 169.000 votos. Su techo. Al menos hasta ahora.

El PSOE parte ya asumiendo que no podrá ganar en la capital. Y su objetivo pasa por recortar el máximo número de votos en sus barrios, esta vez con Cerro-Amate, Miraflores y Este-Alcosa-Torreblanca como prioridades. En las generales se quedó en 139.519 sufragios, y la meta son unos 7.500 más –buscados casa a casa– para poner su granito de arena a la estrategia socialista de llegar al noveno diputado. El tercer protagonista, IU, viene marcado por un techo que se repite año tras año. La barrera de los 25.000 votos no se supera. Y la presencia de Sánchez Gordillo como cabeza de lista tiene precisamente en el voto urbano su principal inconveniente y de ahí los esfuerzos por promocionar a la número dos Marina Segura. Pero la verdadera clave está en Upyd que tiene en la capital casi la mitad de los 58.000 votos del 20-N.

El efecto Zoido

El viernes estuvo en Los Pajaritos, hoy estará en San Pablo. Al mismo tiempo recorre municipios como Alcalá, Dos Hermanas o Los Palacios. El PP tiene en el alcalde de la capital su principal baza, más allá ya de los límites del término municipal de Sevilla. Su discurso es exportable a todos los municipios como símbolo del vuelco que los populares han dado poco a poco al voto urbano en Sevilla. Pero el protagonismo de Zoido le vuelve a poner a prueba: su gestión ya tiene sus detractores y el cumplimiento de sus promesas ya se puede evaluar. Si hay o no desgaste en la capital por cuestiones como el Plan Centro, los enchufes en los distritos o los proyectos no ejecutados lo dirán las urnas. El PSOE, que ha vuelto a situar a Juan Espadas en primera línea, aprieta con un endurecimiento de su labor de oposición y una estrategia con objetivos a corto plazo –recortar distancia– y sobre todo, a largo: afianzar un proyecto alternativo.   

Los otros alcaldes

Zoido no es el único alcalde que se multiplicará en campaña. El PP mantiene una estrategia política de largo recorrido en el que sus alcaldes, en mayor o menor medida, han mantenido pulsos con la Junta de Andalucía en los últimos meses. Papel protagonista asumirán los alcaldes del Aljarafe, en especial los de Mairena del Aljarafe, Ricardo Tarno; y Tomares, José Luis Sanz; que han sido duros al cuestionar proyectos de la administración andaluza como el tranvía del Aljarafe, las obras de Ciudad Expo  o el precio del billete de la línea 1 del Metro de Sevilla. Frente a esas críticas, la consigna del PSOE a sus alcaldes es que defiendan la transformación de sus municipios.

El reto es, según indicaron fuentes socialistas, que “cada alcalde consiga en su pueblo más votos que en noviembre”. En ese sentido, el PSOE de Sevilla toma como bandera –y referente para el resto– a los alcaldes de sus feudos históricos, es decir, los grandes muncipios a los que, hasta la fecha, el PP nunca le ha podido hincar el diente. Francisco Toscano (Dos Hermanas), Antonio Gutiérrez Limones (Alcalá de Guadaíra) o Javier Fernández (La Rinconada) ya están llamados a primera fila en una batalla, que según las fuentes consultadas, se dirimirá en unos 20 municipios.  

El voto metropolitano

Las figuras están en un tablero en el que la lucha por el voto va a ser eminentemente metropolitano. El PP ya se hizo fuerte el 20-N, consiguiendo batir al PSOE en el área metropolitana por 12.000 votos.  Dos de cada tres nuevos votantes de los populares, de hecho, residen en el área metropolitana. El PP busca mantener esa ventaja y, por ello, no oculta que sus esfuerzos en campaña se centrarán en las grandes capitales en las que arañó votos en la última cita con las urnas, como la capital, Alcalá de Guadaíra, Dos Hermanas o Los Palacios y Villafranca, además de grandes urbes como Utrera, El Viso del Alcor o Carmona. No en vano, algunos de estos municipios han recibido la visita de Zoido.

El PSOE sabe de la importancia del voto metropolitano, clave en otras citas electorales para dar forma a ese colchón que le ha permido sumar, uno tras otro, triunfos holgados en la provincia. Los socialistas se marcan como meta recuperar 19.000 votantes –como mínimo– perdidos en los comicios generales y que han caído en manos del PP y, principalmente, de fuerzas emergentes en los núcleos urbanos como UPyD y, en menos medida Equo.

El foco de atención está en Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra, dos municipios en los que pese a que se ha impuesto en las últimas citas con las urnas ha perdido miles de votos y ha visto cómo se recortaba su distancia con el PP, pero también en recuperar el terreno perdido en municipios hasta hace un año infranqueables como Los Palacios y Villafranca o Mairena del Aljarafe –donde han perdido en las últimas dos citas–, y especialmente en el Aljarafe. Frente a los actores principales en la Gran Sevilla, se posiciona IU, que defenderá sus plazas del Aljarafe donde ostenta la Alcaldía, y UPyD, que debe refrendar su ascenso en la provincia en las elecciones generales, donde emergió espoleada por el descontento generalizado por la gestión de la crisis por el gobierno de Zapatero.          

El voto rural


El PP, en cambio, no tiene un planteamiento fijo por el voto rural, que lo da por perdido al ver que históricamente se suele repartir entre PSOE y IU. Y es que, pese a los varapalos, los socialistas se siguen imponiendo en cerca de 90 municipios de los 105 que hay en la provincia de Sevilla.

En la consolidación de ese granero de voto se ven gestos por parte de las fuerzas de izquierdas. El presidente de la Diputación de Sevilla, el socialista Fernando Rodríguez Villalobos, no ha escatimado en las últimas semanas en mensajes de crítica al Estado por el no reparto de los fondos del Pfoea –el antiguo Plan de Empleo Agrario, del que siempre ha sido, desde sus inicios, uno de sus más firmes defensores–. El PSOE se resguarda en ese mensaje, mientras que IU se lanza hacia el apoyo jornalero.

La coalición mantiene el peso político en las zonas rurales y, en especial, en la Sierra Sur. Por eso presentó una lista repleta de militantes del mundo rural, como alcaldes de municipios como Gilena, La Roda de Andalucía, Villaverde del Río o el del número uno en la lista, el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo. A eso se suma concejales de zonas agrícolas, pero con un buen número de población, como Los Palacios y Morón de la Frontera.

Las minorías

La fidelidad del voto del PP le sitúa, antes incluso de la campaña, con más de 400.000 votos. El PSOE, por otra parte, salvo un voto de castigo añadido por la gestión de la Junta, tiene como suelo los 440.000 votos de las generales. La clave está por tanto en dos factores. A los que todos miran. La abstención, contra la que los socialistas volverán a luchar; y el voto a otras opciones. La mayoritaria, IU, no tendrá que luchar esta vez contra el voto útil, pero sí contra la imagen de aliado del PSOE. Pero, sobre todo, Upyd. Sus 58.000 votantes en las generales son una incógnita el 25-M. Y de ella depende en parte el resultado de la batalla más igualada que se ha librado en Sevilla.

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