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El ascenso de la derecha propiciará la continuidad de Durao Barroso

La continuidad del conservador Durao Barroso al frente de la presidencia de la Comisión Europea (CE) está prácticamente garantizada tras la victoria electoral de los populares en los comicios europeos de ayer -han obtenido entre 267 y 271 escaños mientras que los socialistas podrán lograr entre 157 y 161 eurodiputados-.

el 16 sep 2009 / 03:57 h.

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La continuidad del conservador Durao Barroso al frente de la presidencia de la Comisión Europea (CE) está prácticamente garantizada tras la victoria electoral de los populares en los comicios europeos de ayer -han obtenido entre 267 y 271 escaños mientras que los socialistas podrán lograr entre 157 y 161 eurodiputados-. Barroso podrá estar otros cinco años más dirigiendo las riendas de Europa, ya que además de contar con el respaldo de los suyos también tiene el apoyo tácito de al menos tres primeros ministros socialistas -el español, José Luis Rodríguez Zapatero; el portugués, José Sócrates; y el británico, Gordon Brown-, a quienes no les ha temblado la voz al anunciar su aval a la persona que acogió en 2003, en las islas Azores, a los artífices de la Guerra de Irak: George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar.

Pero este respaldo de algunos socialistas al conservador Barroso no está exento de críticas. En España, Zapatero se ha tenido que enfrentar a los ataques del ex presidente de Gobierno Felipe González, que durante la campaña electoral no se ha mordido la lengua a la hora de expresar sus opiniones. Llegó a manifestar que "los socialistas y los socialdemócratas y muchos otros progresistas esperan un candidato procedente del Partido Socialista Europeo (PES), el único partido europeo que puede presentar una auténtica alternativa a la dirección europea que propone el Partido Popular Europeo".

A pesar de este tirón de orejas de González a Zapatero, éste se ha mantenido firme en su convicción de confirmar a Barroso en el cargo de presidente de la Comisión Europea y es que, bajo su punto de vista, razones no el faltan: el ex primer ministro portugués defendió la presencia de España en la cumbre del G-20 de Washington y siempre se ha mostrado receptivo ante las propuestas españolas. A esto se une que a día de hoy no hay un candidato claro de izquierdas para presidir la Comisión Europea.

Barroso, además de no tener un rival claro, en su mandato ha sabido manejarse para meterse en el bolsillo a la mayoría de jefes de estado y de gobierno, con los que ha cosechado una excelente relación, que le ha servido para lograr que tanto la derecha como la izquierda le vayan a dar su voto.

A pesar de poder estar tranquilo porque su continuidad está más que asegurada, tendrá que saber manejarse porque la izquierda que no le quiere, aunque esté dividida, seguirán de cerca todos sus pasos. No olvida que tuvo un papel discreto a la hora de tomar medidas contra la crisis económica causada fundamentalmente por los mismos excesos en los mercados financieros que Bruselas se negó a regular en años, su apoyo a la guerra de Irak y las sospechas que penden sobre su cabeza de que conocía los vuelos de la CIA rumbo a Guantánamo.

Por último, se tendrá que enfrentar al segundo referéndum que Irlanda celebrará en otoño para ratificar el Tratado de Lisboa, que ya rechazó en junio de 2008.

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