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El Ateneo tiene fugas

La actual directiva cumple un año con seis dimisiones y una imagen muy dañada.

el 27 ene 2011 / 12:28 h.

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Hace más de 120 años fue bautizada como Ateneo y Sociedad de Excursiones. Desde entonces, su historia está llena de hechos memorables, sobre todo porque desde 1918 se encarga de que sus Majestades los Reyes Magos de Oriente recorran las calles de Sevilla todos los 5 de enero. Sin embargo, el prestigio del actual Ateneo hace aguas. De hecho, la crisis del rey Melchor casi hunde el barco. Nunca antes hubo una corona sin dueño a menos de una semana de la Cabalgata. Se hizo historia, pero de la mala.

Y es que no corren buenos tiempos para una institución que en los años finales del siglo XIX y en buena parte del XX tuvo prácticamente el monopolio de la vida cultural sevillana. Hace un año tomaron posesión sus actuales dirigentes, de los que seis ya han dimitido, cinco de ellos a raíz de la crisis del rey Melchor o lo que es lo mismo, por las polémicas designaciones y revocaciones.

El pasado miércoles, la Docta Casa vivió una reunión tensa, "muy tensa", según los asistentes, que se saldó con cuatro dimisiones y la confirmación de que su presidente, Alberto Máximo Pérez Calero, seguirá llevando el timón pese al fuerte temporal.

No hubo referéndum entre los diez miembros de la junta directiva, pero los seis que no dejaron su cargo le dieron indirectamente un voto de confianza, que ahí que él manifestase que se siente respaldado para "seguir adelante en la nave".

Sin embargo, sus decisiones han sido tildadas de "precipitadas", "impulsivas" y "sin reflexión", por eso cuatro personas que se consideran "muy distintas" coincidieron en afirmar que no le convencieron sus argumentos. En definitiva, que no respaldan su gestión al frente de la Docta Casa. En concreto, los directivos que dejaron su puesto son los dos adjuntos a la presidencia (Emilio Boja y Fernando Fabiani), el tesorero (José María Toribio) y el vicepresidente de la Hermandad de Reyes Magos (Francisco Baena Bocanegra).

Sus renuncias estaban cantadas y, según comentan, no se produjeron antes para no dañar aún más la organización de la Cabalgata. Esperaron, dicen, a que se calmaran las aguas.

Y es que el Ateneo encaró una más que tormentosa designación del rey Melchor. En un principio (aunque no de manera oficial) se eligió al vicepresidente de la Agrupación de Interés Económico de las empresas municipales, el socialista Manuel Marchena, para que llevase la corona, pero se le arrebató por su implicación en el caso Mercasevilla, aunque todavía no se conocen los delitos que se le imputan. En ese momento ya se oyeron algunas voces dentro de la institución que criticaron a su presidente por vulnerar la presunción de inocencia. Jesús Bores, presidente de la sección de Filosofía, Sociología y Derecho, dejó entonces su cargo. Antes había hecho lo mismo Luis Miguel Martín Rubio.

Pérez Calero sustituyó a Marchena, ya de forma oficial, por alguien del propio Ateneo, el vicepresidente Fernando Fabiani, que al final fue también destituido tras conocerse que fue denunciado por su hija por presuntos abusos sexuales, aunque el caso fue archivado hace más de once años. Las alarmas volvieron a saltar. Esta vez el presidente vulneraba "no la presunción de inocencia como en el primer caso, sino la inocencia, dictada por un tribunal, de un hombre", aseguran los críticos. Finalmente, el rey Melchor fue designado a menos de una semana para la Cabalgata y el elegido fue Emilio Santiago, hermano mayor de Los Panaderos.

"Los despropósitos se dieron uno detrás de otro. El que no se vaya se hace cómplice y colaborador de la gestión hecha", sentenció uno de los ex miembros de la junta directiva, que apostilló que tampoco suscribe la gestión "del día a día" impuesta por Alberto Máximo Pérez Calero.

Varios miembros de la directiva incluso apuntaron que en la reunión del miércoles, que duró unas tres horas y media, algunos afines al presidente usaron un tono "muy agresivo". Incluso se apuntó a una persona que manifestó "poco respeto hacia las opiniones distintas a las suyas". Sorprendió sus "interrupciones" y su "actitud".

Con todo, está claro que las decisiones, y también las formas, son clave para que cualquier institución u órgano reme unida en una misma dirección. A la actual directiva del histórico Ateneo le quedan otros tres años para demostrar que lo que mal empieza no tiene por qué acabar igual, aunque el final de año y la entrada del nuevo fueron claramente para olvidar.

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