Los grandes proyectos no siempre van aparejados de inflados presupuestos e impacto mediático. El Aula de Senderismo de la Universidad de Sevilla sería buen ejemplo de ello. Rescatada en 2006 por Carlos Romero Zarco, profesor de Botánica de la Facultad de Biología, lleva generando actividad desde entonces, implicando en ella a un constante (y cambiante) número de alumnos de todos los campus de la Hispalense que ven en este punto de encuentro un lugar a partir del cual romper con las inercias estudiantiles y recuperar la necesaria conexión con el verde.
Sevilla, con una provincia generosa en una naturaleza de gran riqueza medioambiental, lo pone todo a tiro de piedra. Por eso el Aula de Senderismo lleva años aglutinando a alumnos (las actividades son libres y gratuitas, también para personas ajenas a la Hispalense) que, guiados por estudiantes y profesores de Biología, se lanzan los fines de semana a recorrer caminos en los que pueden conocer de primera mano algunos pormenores relacionados con la flora y la fauna.
«Puede parecer una actividad simple, pero nos permite valorar el entorno, conocerlo y cuidarlo», opina Sergio, uno de los más fieles integrantes de este grupo biosenderista, tal y cómo se define, en donde el paseo se combina con otras actividades como la escalada, el avistamiento de aves, las travesías de montaña, la arqueología y hasta el piragüismo, «siempre calibrando que haya opciones variadas, aptas para diversas condiciones físicas».
Hace sólo unas semanas realizaron un paseo desde Torre Triana hasta el Carambolo «para demostrar que todavía se puede ir a pie de Sevilla a los pueblos por vías que muchos desconocen», según el profesor Romero Zarco. Y, para los más avezados, el pasado fin de semana un grupo del Aula conquistó el elevado pico Albarracín en la gaditana Sierra de Grazalema.
