Fernando Vargas, el joven que fue condenado por la Audiencia Provincial de Sevilla por atropellar mortalmente a dos jóvenes, Patricia Alfaro y Almudena González, en el Paseo Colón de la capital hispalense en la Semana Santa de 2010, ha abonado finalmente la multa a la que fue condenado y, de esta forma, ha visto reducida su pena en un año de cárcel. Fuentes del caso han informado a Europa Press de que el joven fue condenado a seis años de prisión y al pago de una multa de 4.320 euros, la cual inicialmente no pagó, por lo que el Juzgado de lo Penal número 8 de Sevilla lo condenó a un día de privación de libertad por cada dos cuotas de la multa impagadas, lo que hace un total de un año de prisión, elevando la condena a siete años. Tras ello, la familia del joven abonó la multa impuesta, dictando el Juzgado una providencia en la que le quitaba ese año de prisión adicional que le había impuesto, por lo que finalmente la condena se queda en seis años de prisión, que cumplirá en el año 2016, pues ingresó en prisión el 5 de abril de 2010. El Juzgado de lo Penal número 8 condenó a Fernando Vargas a seis años y medio de prisión como autor responsable de un delito contra la seguridad vial en su subtipo de ir conduciendo sin carné --seis meses--, dos delitos de homicidio imprudente en concurrencia con un delito contra la seguridad vial en el subtipo de conducción temeraria --cinco años de cárcel--, y un delito de omisión del deber de socorro --un año--. Tras los recursos presentados tanto por las acusaciones como por la defensa, la Audiencia Provincial absolvió al acusado del delito contra la seguridad vial en su subtipo de conducir sin carné, quedando la pena final en seis años de prisión. Durante la celebración de la vista oral en febrero de 2011, el condenado aseguró que el semáforo donde tuvo lugar el fatal siniestro, ubicado frente a la Torre del Oro, estaba en verde, que circulaba a 60 kilómetros por hora y que "en ningún momento" vio a las víctimas, pero que cuando sintió el impacto levantó "el pie del acelerador", fue frenando y orillándose a la derecha con el objetivo de parar porque "nunca" se quiso dar a la fuga.