Conducía a una velocidad cercana a los 100 kilómetros por hora en una vía limitada a 50. Esa es la conclusión que expusieron ayer tres agentes de la Policía Local que declararon como testigos ante el juez que investiga el accidente mortal de Tablada ocurrido el pasado 30 de octubre y en el que perdió la vida una pareja. Los agentes dijeron que el conductor, que arrojó una tasa de 2,11 gramos de alcohol por litro de sangre, "olía a alcohol" cuando ellos llegaron al lugar.
Los tres policías explicaron al titular del Juzgado de Instrucción número 18 el informe sobre la velocidad a la que circulaba el conductor, que se encuentra en prisión preventiva desde que ocurrieron los hechos, que determina que iba a 98,258 kilómetros por hora en el momento del impacto, cuando en la avenida Juan Pablo II no se puede circular a más de 50 kilómetros por hora. Además, ayer también declararon un subinspector de la Policía Local, que fue el primero en llegar al lugar de los hechos, así como un perito que ha analizado las luces de ambos vehículos.
Según recoge el acta de su declaración, a la que ha tenido acceso Europa Press, el subinspector relató al magistrado que instruye el caso que junto con una patrulla más llegó el primero al lugar del accidente, donde pudo ver al conductor imputado, que se encontraba "tumbado en el acerado mientras era atendido por varias personas".
En ese momento se interesó por su estado de salud y el imputado, que se encontraba consciente, "le balbuceó", por lo que "no entendió las palabras que le decía". El agente también detalló que "en los dos o tres segundos que estuvo allí, y situado respecto de él a una distancia aproximada de un metro, le notó un poco de aliento a alcohol".
Posteriormente este agente se dirigió hacia el coche de las víctimas "e intentó hablar" con ellas, "pero no le respondieron ni se movían en absoluto", tras lo que "intentó tomarles el pulso en el cuello, y no les notó nada". Además, "no consideró oportuno moverlos del coche porque estaban totalmente empotrados entre ellos dos y la chatarra del vehículo", según dijo el agente.
Por su parte, el perito judicial citado por el juzgado aseguró que las luces del Volkswagen Golf, que era conducido por el detenido, estaban encendidas en el momento de ocurrir los hechos. Sin embargo, el experto no pudo determinar si el Peugeot 206, en el que viajaban las víctimas y cuya parte delantera quedó completamente destrozado, llevaba o no las luces encendidas.
La velocidad excesiva del vehículo que conducía el ahora imputado no es la única causa que pudo provocar el siniestro, ya que el conductor dio una tasa de alcohol positiva y muy elevada. Según los análisis realizados por el Instituto de Toxicología, la muestra de sangre extraída al joven detenido arrojó una tasa de 2,11 gramos de alcohol por litro de sangre, con lo cual en el momento del accidente cuadruplicaba lo permitido.
Por su parte, el joven de 25 años que conducía el vehículo de las víctimas dio una tasa de alcoholemia de 0,74 gramos por litro de sangre, cuando la tasa máxima permitida es de 0,50.
Además del informe policial sobre la velocidad, el juez también cuenta con las declaraciones de un testigo presencial de los hechos que ya aseguró que el conductor imputado circulaba a "toda velocidad". Además, el joven dijo que el imputado se saltó dos semáforos en rojo antes de colisionar con el vehículo en el que viajaban las víctimas; mientras que una segunda testigo estimó que el imputado circulaba a más de 100 kilómetros por hora y se saltó un semáforo en rojo antes de colisionar con el Peugeot 206 de la pareja.
El conductor, de 24 años y que responde a las iniciales J.S.R., se encuentra en prisión preventiva imputado por un delito contra la seguridad vial y otros dos de homicidio imprudente. Los fallecidos eran una pareja de novios, en concreto una chica de 22 años identificada como R.M.R.C. y un joven de 25 identificado como A.A.M.J., que circulaban por la calle Costillares en dirección a la avenida Juan Pablo II cuando se produjo el choque.