El alumbrado navideño llegará el día 5 de diciembre, pero antes, a finales de este mes, se estrenará otro alumbrado perenne: la iluminación artística de la Casa Grande, con sus fachadas a Plaza Nueva, San Francisco, la Avenida y la calle Granada. Lo mejor: la luz que se ofrecerá a un coste de sólo 1,60 euros la hora.
El segundo edificio civil más importante de la ciudad después del Real Alcázar carecía de un sistema de iluminación artística acorde a su categoría. Sí, estaba y está iluminado, pero no con un sistema pensado expresamente para realzar su vistosa silueta. De esta necesidad parte el mandamiento que el Patronato del Real Alcázar y la Casa Consistorial le ha dado a la empresa Mariscal -especializada en estas lides-.
Desde hace una semana, sus técnicos están colocando los 278 puntos de luz que iluminarán la Casa Grande, tarea que está coincidiendo con la colocación de las luces navideñas.
Aparte de su resultado, que se estrenará antes de fin de mes y realzará la silueta del edificio en sus fachadas a la Plaza Nueva, plaza de San Francisco, calle Granada y Avenida de la Constitución (así como la bóveda del Arquillo), lo mejor de la operación será su coste: la mano de obra y los focos cuentan con un presupuesto de 183.942 euros, mientras que el consumo de sus 15,75 kilovatios de luz saldrá por tan sólo 1,60 euros la hora. Dado que estará operativa una media de cinco horas al día, la factura no superará los ocho euros/día.
Ello es posible gracias a que buena parte del sistema se realiza a base de fluorescencia, de consumo muy bajo, mientras que los proyectores dan hoy día una óptima eficiencia con sólo 150 vatios. De hecho, 15,75 kilovatios de consumo es lo que consume de media una vivienda unifamiliar o un piso de 150 metros cuadrados climatizado; y por rematar la comparativa, se dirá que las luces de la Casa Grande consumirán unas 26 veces menos que un campo de fútbol.
En la nueva iluminación se combinan luminarias tanto fuera del Ayuntamiento como dentro, éstos a base de lámparas fluorescentes ocultos en sus balcones y que resaltarán los ventanales y la balaustrada del monumento con un suave baño de luz. En el caso de la iluminación externa, se ha aprovechado la red de farolas fernandinas que enmarca el perímetro del inmueble para colocar proyectores de baja potencia y haz definido. En esto se ha cuidado su tamaño -para que su impacto visual sea el menor- y la contaminación lumínica del cielo nocturno, que se ha reducido.
Con respecto al mantenimiento, los técnicos subrayan que será sumamente ventajoso dado que se trata de luces de bajo consumo, se estima que los focos no habrá que cambiarlos antes de seis o siete años, y los fluorescentes no antes de una década.