Local

El bache económico impide las avalanchas de otras rebajas

Ni el 50% ni el 70% de descuento que anunciaban los escaparates lograron convocar la avalancha de otros años. Nada que ver con aquella imagen de empujones a la entrada y luchas por las gangas.

el 15 sep 2009 / 07:14 h.

TAGS:

Ni el 50% ni el 70% de descuento que anunciaban los escaparates lograron convocar la avalancha de otros años. Nada que ver con aquella imagen de empujones a la entrada y luchas por las gangas. La crisis económica pasa factura al primer día de las rebajas de verano. Sólo los más jóvenes mantienen el pulso a golpe de tarjetazo.

Uno de julio, día de cobro en los bancos con la paga extra y... primera jornada de rebajas. La de ayer se mantuvo a flote, aunque los comerciantes no pronostican buenos augurios para la campaña estival que se prolonga hasta el 31 de agosto. La coyuntura económica frena la actividad de las cajas regristradoras y hace que los sevillanos se piensen más llevarse la mano a la cartera. Lo primero, dicen, pagar la hipoteca.

Ya lo constataba Sagrario con su hija a las puertas de unos grandes almacenes en la plaza del Duque. "La cosa está muy mal. Con el euro está todo más caro. Mira la poca gente que hay aquí". Efectivamente, poco más de sesenta personas se arremolinaban a la espera de que el reloj diera el pistoletazo de salida al marcar las diez de la mañana. A esa hora, Francisca y su marido, que habían hecho 70 kilómetros desde su pueblo, Fuentes de Andalucía, se sumergían en la misión de dar con ese traje de chaqueta para ella: "Cuando lo vi me gustó para una boda que tengo este sábado. Ahora me ahorro unos euros".

No era la única. Vicenta y Encarni iban camino de los probadores con tres bikinis cada una. "No hay rebajas", exclamaban de forma categórica. "No hay esas peleas ni esas colas interminables en los probadores y en las cajas. Y mira -señalando a las etiquetas- los que nos gustan no tienen ni un 10%". Bañadores, complementos playeros y de ocio es lo más codiciado en estas rebajas, según explicó Eva, que no paraba de abonar en la caja de Punto Roma (Alfonso XII).

El ritmo de compras se aceleraba si se entraba en las tiendas consagradas a la moda juvenil. En Zara era un enjambre de personas las que navegaban entre un mar de ropa apilada en medio del primer piso. Una de ellas era Pepi que sin perder de vista a su hija miraba una chaqueta de cuero: "Es para el invierno. Ahora, la ropa de verano no baja mucho y, además, hay poco dinero", reconocía.

En Mango, Rocío, una estudiante de Medicina, definía las rebajas como "un engañabobos". Ella tenía sus razones: "He venido por una falda y me llevo un short y un bolso. Todos los descuentos son pocos para los bolsillos de un estudiante". Suerte que algunas tiran de la Visa, como Ana que echaba mano de la tarjeta de sus padres para renovar el fondo de armario en Berstka. Menos contenta estaba la responsable de Massimo Dutti, en la calle Rioja: "Ni fu ni fa. Otros años ha habido más gente, más bulla. Si te vas a las tiendas de marcas de al lado verá que están vacías. La crisis sí se nota", recalcaba.

  • 1