Cuando al filo de la medianoche los bailarines del Kibbutz Contemporary Dance concluyan la presentación de su obra If at all (que comenzará a las 22.30 horas, en el Teatro Romano, entradas disponibles entre 12 y 15 euros habrá finalizado también la edición 2013 del bienal Festival Internacional de Danza de Itálica, una edición salvada in extremis por la voluntad de su principal valedor, la Diputación de Sevilla, y que debido a la desbandada de colaboradores ha contado con el menor presupuesto de toda su historia, alrededor de 350.000 euros. La presencia de la compañía Kibbutz ha sido parcialmente posible gracias al apoyo económico de la Embajada de Israel y de la Fundación Juan de Borbón, sumando entre ambas instituciones 12.000 euros.
Según su director artístico durante los últimos 17 años, Rami Beer, la Kibbutz Contemporary tiene su sede en un kibutz cerca de la frontera de Líbano. Está formada por un equipo de más de 60 personas que ha creado un espacio cambiante a lo largo de los últimos años. Aparte de la principal, agregó, Kibbutz gestiona dos compañías más, representando un total de más de 300 funciones por año. Es una compañía que cree firmemente en que en la educación, desde la más temprana edad, se debe estar abierto a la danza contemporánea, puesto que además ayuda a crear un público con conocimiento y capacidad de asimilación para estas expresiones.
Para ello, y al margen de sus actividades escénicas, cuentan con programas de prácticas y formación. Beer aseguró que sus obras conllevan un proceso largo, como de entre seis y nueve meses de gestación, y que la búsqueda de bailarines, para poder encontrar en todos ellos algo especial, también les ocupa años. Considerando la danza como un lenguaje internacional, aclaró que actualmente en Kibbutz hay bailarines de cinco nacionalidades distintas y que en otras épocas ha habido también españoles.
Sobre If At All, Beer explicó que habla de la existencia del ser humano, pero aclaró que no se cuenta una historia con la danza contemporánea, como cuando en un ballet clásico sabes lo que va a aparecer en el primer, segundo y tercer acto. Para él, se trata más bien de una sugerencia al público para que emprenda un viaje. De este modo, en esta obra donde participan 15 bailarines, los asistentes están invitados a contar su propia pequeña historia a través de su asociación, de sus pensamientos, de sus vivencias. Para terminar, y con respecto a la compleja situación que viven en la zona, Beer explicó que normalmente, cuando alguien escucha hablar sobre Israel imagina el conflicto, pero el director cree que a través de la posibilidad de mostrar su creación, y de una manera muy modesta, intentan crear un mundo mejor.