El prestigioso Ballet de Flandes estrena este fin de semana en España Impresionando al Zar, pieza clásica de ballet ya interpretada en Sevilla en 1992 por el Ballet de Frankfurt en el marco de la Expo 92. La obra, con música de Thom Willems, Leslie Stuck y Ludwing van Beethoven, es un ballet sin trama en tres actos en el que el reputado coreógrafo Forsythe ofrece una visión frenética del ballet clásico en la corte del Zar.
En Impresionando al Zar, cuarenta bailarines combinan movimientos clásicos con danzas tribales o con las caderas propias del baile disco, de ahí que la directora del Ballet, Kathryn Bennets, lo defina como "contagioso, imaginativo, humorístico y muy irónico". Bennets aseguró en la presentación de la obra que Impresionando al Zar es una pieza muy compleja que "requiere mucho afinamiento y trabajo en el detalle por parte de los bairines". La directora del ballet belga afirmó también que la coreografía de Forsythe requiere una evolución continua en los intérpretes, ya que en cada escenario "es necesario realizar ajustes en términos de entradas y salidas de la escena". Sin embargo, Bennets también declaró que ésta producción es esencia la misma que pudieron ver los sevillanos en el 92, con el mismo espíritu y los mismos decorados y vestuarios.
Precisamente, Impresionando al Zar trata después de 20 años en cartel -se estrenó en 1988-, de seguir impresionando. En palabras de Bennets, "de impresionar al público, a los políticos, a las instituciones de las que dependen las subvenciones y las programaciones de los teatros". Y lo consigue gracias al fuerte toque humorístico e irónico del que Forsythe ha impregando la obra: "Él confesó que el primer acto de la coreografía surgió en la cocina de su casa, mientras él y sus hijos bailaban con música de Beethoven".
La pieza, que ha sido calificada por el director del Teatro Central, Manuel Llanes como "esencial para conocer la historia de la danza occidental", ha podido volver a estrenarse en Sevilla de manos del Ballet de Flandes gracias a la cesión de sus derechos por parte de William Forsythe. Según Bennets, las ganas del coreógrafo de que su ballet permanezca vivo han permitido que Impresionando al Zar siga siendo una pieza fresca interpretada por un ballet que, pese a sus 37 años de historia, "sigue teniendo muchas cosas que aportar demostrando así que el ballet clásico sigue vivo hoy día".
