El equipo más bajo de Europa, o así fue considerado la pasada temporada y así lo recuerda Pepe Mel cada vez que lo ve conveniente, ha pegado un importante estirón en esta campaña y de grande que se ha puesto ha crecido hasta los puestos más altos de la tabla. Con dos semanas por delante para disfrutar de su privilegiada posición, el Betis ha demostrado en un mes casi más cabeza que la que tuvo en todo el curso pasado y ya ha convertido cuatro goles de estrategia, uno en un saque de esquina y tres en faltas, que le han reportado casi la mitad de los 12 puntos que luce en el casillero. Y gracias a ellos es cuarto.
El caso es que el Betis ha pasado de ser un conjunto de enanos a un rival temible por alto. Ahora mismo es el equipo que más goles ha hecho a balón parado (cuatro, uno más que el Athletic) y el que más tantos ha conseguido de cabeza (cuatro, idéntica marca a la del Mallorca). Yeso que comenzó la Liga justo al revés, ya que sus cinco goles frente al Athletic en San Mamés fueron resultado de jugadas colectivas con el balón a ras de césped. Pero ese fue el mejor encuentro de los heliopolitanos. A partir de ahí, su fútbol ha ido perdiendo consistencia y las jugadas a balón parado se han convertido en la principal referencia de su ataque.
La pizarra ha servido al Betis para anotar sus tres últimos tantos en el campeonato. Por orden cronológico inverso, así convirtió los dos que le dieron el triunfo frente a la Real Sociedad, primero en un cabezazo de Paulao tras un saque de esquina lanzado por Juan Carlos y luego en otro testarazo de Rubén Castro en una falta enviada por Beñat. Y también así logró el que le dio los tres puntos frente al Espanyol, en este caso con un magnífico cabezazo de Paulao tras un libre directo sacado por Beñat. El cuarto gol a balón parado fue el 1-1 provisional en la derrota frente al Rayo, también en casa, obra de Jorge Molina al cabecear otra falta de Beñat.
En total son cuatro puntos el botín directo del Betis a balón parado. No está nada mal, sobre todo comparado con el año pasado, cuando el Betis marcó en toda la Liga cinco goles a balón parado pero cuatro de ellos en faltas directas, todos de Beñat, sin más estrategia que la que se le ocurriese al vizcaíno (ver el segundo del derbi en el Pizjuán, por ejemplo). También logró cinco goles de cabeza, pero sólo uno en remate de falta y ninguno en córner.
De hecho, para encontrar el último gol liguero del Betis en un remate directo tras un saque de esquina (Jonathan Pereira marcó el año pasado ante el Granada, pero antes hubo un fallo del portero) hay que remontarse al Girona-Betis de la campaña 2010-11, en Segunda, cuando Rubén Castro hizo el 0-1 definitivo en un córner sacado, cómo no, por Beñat. En aquel ejercicio, el primero de Mel como entrenador en La Palmera, el Betis se hartó de meter goles desde la esquina, por cierto, así que el conjunto verdiblanco recoge ahora esa herencia.
Lo curioso es que Mel sigue sin disponer de demasiados recursos para el juego aéreo, pero los explota al máximo. Paulao, que roza los 1,90 y es el jugador de campo más alto del grupo, ya lleva dos goles. Y los rivales, sin enterarse.
