Economía

«El banco me pidió que me pusiera de rodillas para darme un crédito»

La propietaria y gerente del restaurante Río Grande de Sevilla asegura que, cada uno desde su pequeña parcela, debe ser «proactivo» para salir de la crisis económica, revela sus estrategias para esquivarla y ataca a los bancos «que practican la usura»

el 08 may 2010 / 18:19 h.

María del Carmen García, en el restaurante de su propiedad, con la Torre del Oro al fondo.

-Al cliente de Río Grande lo recibe un cartel que indica: "La cajera es sordomuda, no entiende sus preguntas. Aquí creemos en la igualdad de oportunidades". ¿Esa igualdad se aplica también al ámbito de la mujer, no sólo de los discapacitados?

-Totalmente. Un 38% de la plantilla son mujeres, y de ellas el 90% son fijas. Están en cocina, en administración, en limpieza, en las cajas, en las salas...

-¿Algún trato discriminatorio en su vida empresarial?

-No. Nunca, a pesar de haber estado en negocios entre comillas de hombres. En ese no influye mi fuerte carácter, desprendo que no se me puede tratar de manera indigna. Es más, y pese a no ser políticamente correcto decir esto, en todos los negocios que he tenido siempre he hecho discriminación positiva. Y más allá de las cuotas, que una empresa se pierda el talento que aporta la variedad me parece tonto, estúpido.

-El techo de cristal...

-Lo hay, y ahí quedan los consejos de algunas cotizadas que no tienen ni una sola mujer. Y es que o se hace por cuotas o no habrá manera de que las mujeres de mi generación entren en las esferas de poder. Mi hija, 27 años, ingeniero industrial y premio fin de carrera, no tendrá problemas, a ningún jefe se le ocurrirá dejarla de promocionar por ser mujer.

-¿En cuántos negocios se ha adentrado?

-Pues empecé como auditora y consultora empresarial, después tuve una empresa de trabajo temporal, más tarde una cementera, de la que era directora comercial, y, por fin, Río Grande. Y siempre siendo yo socia o propietaria.

-¿Y por qué Río Grande y por qué la hostelería?

-Por pura casualidad. Yo buscaba un hotel pequeñito allá por 2003 y me salió esto. Me dijeron que estaba loca por tres razones. Una, no era de Sevilla, y este restaurante es un emblema de la ciudad que no iba a saber gestionar. Dos, no era del sector. Y tres, que el hostelero no era un negocio de mujeres, y esto último, evidentemente, me lo dijo un hombre.

-Les ha dado lecciones...

-No, no doy lecciones. Fue un reto, y me encantan los retos.

-¿Cual fue su filosofía de trabajo al llegar al restaurante?

-La satisfacción del cliente, ya que yo he sido toda mi vida usuaria de restaurantes, y lo que yo encontré aquí en nada se parecía al prototipo de cliente que buscaba, el empresario. Esto estaba orientado más hacia el guiri. Sólo existían dos de las cincuenta y dos semanas del año, la Semana Santa y la Feria. Yo lo encarrilé hacia Sevilla y hacia el turismo español, y ahora hay varios meses que compensan con creces la bulla de esas dos semanas.

-¿Qué perfil de clientes?

-En los mediodías de lunes a viernes son básicamente empresarios y políticos. Por las noches, más extranjeros y parejas. Y los fines de semana, familias. Esto en lo que respecta al restaurante. En la Tapería, el perfil es más informal y variado.

-¿Cuántos negocios tiene entonces Río Grande?

-Tres. El restaurante de dos tenedores, la Tapería, que es un bar, y los salones de abajo, dedicados a todo tipo de celebraciones.

-Llegará el día en que en los restaurantes y bares españoles no se pueda fumar.

-Y estoy de acuerdo con la ministra de Sanidad. Se ha hecho en el transporte y en EEUU hace ya tiempo que tampoco se permite en los restaurantes. Pero en lo que no estoy de acuerdo es en que me conviertan en el policía de quien comete la infracción y sea yo encima la que pague la multa.

-¿Cómo ha sobrellevado esta ya larga crisis de la economía?

-La comenzamos a analizar en 2007. La primera estrategia fue reducir la ratio del cubierto para el restaurante de 47 a 38 euros e intentamos no recortar la plantilla, compuesta por 38 empleados de media, ajustándonos todos el cinturón. En este tiempo ha habido meses muy malos, aunque hemos tratado de ponerle buena cara, el cliente no lo debía notar.

-¿Ha sufrido los impagos?

-Las agencias de viajes nos engancharon, de ahí que tuviéramos que cerrarles el crédito porque no nos podíamos permitirnos los impagos. Esa decisión nos hizo perder bastantes ventas, pero ajustamos precios, cobramos al contado y la mora es casi cero.

-Y hablando de crédito, ¿qué tal con la banca?

-Para el último crédito me han pedido que me ponga de rodillas y les bese las manos. Lo he hecho y ya está, concedido.

-¿A tal extremo se llega?

-El crédito está llegando muy mal a las empresas. Siempre que hay abusos, hay bandazos. Quienes no tenemos nada que ver con el ladrillo estamos pagando los abusos de años pasados. Para salir de esta crisis, los valores tienen que primar en las empresas.

-¿Qué tipo de valores?

-Tratar bien al cliente y al proveedor y ser honesto con el compañero. Y si lo hacemos desde los pequeñitos, desde las pymes, irá el cambio hacia arriba. La banca tiene que hacer mucho en eso. ¡Si ahora está financiando al veintitantos por ciento en algunos casos y el Euríbor está a poco más del 1%! ¿Qué quieres, que el empresario que ya está de por sí mal te pague la primera cuota y después le embargas?

-¿Eso es usura?

-Sí, eso es usura, y se está firmando. ¿Cómo pueden ganar los bancos miles y miles de millones en esta situación?

El perfil. Le viene bien practicar el yoga a esta inquieta y positiva mujer que le coge gusto empresarial tanto a una cementera como a un restaurante a orillas del Guadalquivir. "Soy una permanente búsqueda, y busco siempre conocerme". Lleva once años en Sevilla, donde dice sentirse plenamente integrada, y siete hace desde que se hiciera con Río Grande, considerado por una revista norteamericana uno de los 50 restaurantes más románticos del mundo. "Pues yo lo llamo a veces el muñeco diabólico. Es muy grande, viejecito y cuesta horrores mantenerlo. Sin embargo, compensan con creces las satisfacciones que me da". Muy comprometida con los derechos de la mujer, tiene en mente crear en Sevilla un foro de directivas y empresarias. "No podemos estar encerradas, hay que salir".

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