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El Barcelona cierra una semana de ensueño con su Liga número 19

La consecución del decimonoveno título del Barcelona es la historia de una resurrección, que arranca de un conflicto de autodestrucción en el seno de la entidad barcelonista y que finaliza felizmente un año después con un momento idílico para la entidad con la obtención del campeonato de Liga.

el 16 sep 2009 / 02:51 h.

La consecución del decimonoveno título del Barcelona es la historia de una resurrección, que arranca de un conflicto de autodestrucción en el seno de la entidad barcelonista y que finaliza felizmente un año después con un momento idílico para la entidad con la obtención del campeonato de Liga.

El Barcelona ha validado con este título el tópico futbolístico de que mientras que la pelota entre, todos los problemas y conflictos no sólo son más llevaderos, sino que, incluso, son relegados a un papel secundario. La entidad viene de poco menos que de una guerra civil que se ha transformado en las calles de la Ciudad Condal en una gran fiesta para celebrar el título, cimentado con un fútbol que ha recogido innumerables elogios de todos los estamentos del balompié.

La plantilla es prácticamente la misma, pero muchas cosas han cambiado de un año a otro. El Barcelona ha pasado, en apenas doce meses, de la fractura social al delirio colectivo, de la crisis institucional al éxtasis deportivo, de la nada al todo en un sola temporada, la que probablemente acabará siendo la mejor en sus 110 años de historia. El inicio de esta metamorfosis cabe buscarlo en la arriesgada elección del novato Pep Guardiola como jefe de un vestuario repleto de estrellas que hace sólo un año vivía instalado en su propia burbuja y que había tirado las dos últimas Liga por culpa de su autocomplacencia.

Con la llegada de Guardiola y el adiós de Deco y Ronaldinho, los dos 'popes' de una plantilla hastiada de ganar, se empezó a construir el nuevo Barça. Un equipo con mayúsculas, un equipo en el que los objetivos colectivos han estado siempre por encima de los egos, de los intereses individuales y de las agendas personales.

Nada más certificarse la derrota del Madrid en Villarreal, miles de aficionados del Barcelona tomaron la Rambla de Canaletas y la Plaza de Catalunya para festejar el título de Liga. La fiesta duró toda la noche y fue escrupulosamente vigilada por un número muy importante de efectivos de la policía autonómica en previsión de incidentes.

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