Cultura

El barcelonés Juan Marsé gana el Cervantes

Tras muchos años en los que su nombre siempre quedaba como finalista, el escritor Juan Marsé se hizo ayer con el Premio Cervantes 2008, el más importante de las letras hispanas, "por su decidida vocación por la escritura y por su capacidad para reflejar la España de la posguerra". Foto: EFE

el 15 sep 2009 / 19:00 h.

Tras muchos años en los que su nombre siempre quedaba como finalista, el escritor Juan Marsé (Barcelona, 1933) se hizo ayer con el Premio Cervantes 2008, el más importante de las letras hispanas, "por su decidida vocación por la escritura y por su capacidad para reflejar la España de la posguerra".

Ésas son algunas de las razones que manifestó el presidente del jurado, José Manuel Blecua, en la rueda de prensa en la que el ministro de Cultura, César Antonio Molina, hizo público en la tarde de ayer el fallo del premio, que en esta edición está dotado con 125.000 euros, 35.000 más que en años anteriores. Molina aseguró que había intentado ponerse en contacto con el ganador, pero tuvo que darle la noticia a su mujer porque Marsé se había ido al médico.

Como Marsé ha sido candidato tantos años, el ministro quiso dejar claro que el Cervantes no se le ha concedido "para saldar ninguna deuda". Este premio se le da "para agradecer la labor continuada de años" y para reconocer una gran obra literaria, que a los de mi generación nos ha acompañado durante años", añadió. Por su parte, Juan Gelman, miembro del jurado y ganador de la pasada edición del premio, señaló con su habitual ironía que el Cervantes no saldará ninguna deuda, "pero sí le permite saldarlas al escritor que lo gana". Marsé, ha proseguido el poeta argentino, "es un gran escritor que ha marcado a varias generaciones".

La edición del Cervantes es también la primera que se celebra tras haber cambiado el año pasado el Ministerio los criterios de composición de su jurado, para dar más presencia al mundo de las letras y de la cultura en general y menos a las instituciones dependientes del Gobierno.

No obstante, la candidatura de Marsé fue propuesta por varias instituciones, entre ellas por la Real Academia Española. El jurado, además de Gelman, estuvo formado también Antonio Gamoneda, ganador del premio en 2006, Manuel Longares, Ignacio Amestoy y Ángel Gabilondo.

Marsé es uno de los miembros más jóvenes de la Generación de los 50, un "estigma" ese de ser escritor del realismo, como él mismo dice, que ha sobrellevado con la exigencia que le dicta un apasionado y visceral sentido de la ética. Un compañero de generación, José Manuel Caballero Bonald -candidato este año al Cervantes, al igual que Marsé- asegura que nadie como él ha sabido auscultar la Barcelona de posguerra ni reflejar la marginación y pobreza de entonces y que es el que, de entre todos ellos, tiene una más saludable capacidad indagatoria. A pesar de que quizá sea uno de los escritores españoles de los que más novelas se han llevado al cine -desde El embrujo de Shangai a Últimas tardes con Teresa- y que ha hecho los guiones de varias de ellas, en los últimos tiempos ha renegado tanto del Séptimo Arte que está inmerso en un libro que es un "pequeño ajuste de cuentas" con los guionistas y directores.

El escritor nació el 8 de enero de 1933 en Barcelona como Joan Faneca Roca, cambiado a Marsé Carbo por su familia adoptiva. Mal estudiante, pasaba casi todo el tiempo jugando en las calles de su barrio, más tarde escenario de casi todas sus novelas, caracterizadas por un estilo dominado por la pasión más que por lo cerebral.

Con solo 13 años tuvo que comenzar a trabajar, como aprendiz de joyero, porque encarcelaron a su padre por "rojo". Gracias a su amiga Paulina Crusat logró publicar sus primeros relatos en la revista Ínsula y en El Ciervo (1958) a la vez que seguía trabajando en el taller de joyería. Conoce a José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma y a Carlos Barral, al que le hacía gracia un autor "proletario". A partir de ahí publica algunos de los títulos más memorables de las letras españolas en las últimas décadas, como es el caso de Últimas tardes con Teresa (1965), Si te dicen que caí (1973), La muchacha de las bragas de oro (1978), Un día volveré (1982), El amante bilingüe (1990), El embrujo de Shanghai (1994) y Rabos de lagartija (2000), por el que recibe el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa.

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