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El barco de Tánger se amarra en Almería

Con la afición harta y en erupción contra Arzu, contra Juanito y contra algunos más, el Real Betis Balompié sacó adelante un partido vital, unos puntos que pueden acabar decidiendo su existencia misma como entidad entre lo más selecto del fútbol español. Por cuarto año consecutivo, el Betis vive un 'via crucis' a final de temporada. ¿Acabará esto...?

el 16 sep 2009 / 02:54 h.

Los béticos de hoy no saben bien de la que se están librando entre Almería y Málaga. Al fin, van a tener que ser los combativos equipos del Oriente andaluz los que tiendan un puente sobre aguas turbulentas al Real Betis Balompié, orgullo lastimado de la Bética y flor de la raza calé. Y eso del 'orgullo lastimado', mejor no recordárselo a Arzu, contra quien el tribunal popular de la Bética parece haber dictado sentencia inapelable. A ver cómo sale este futbolista a jugar otra vez en Heliópolis: en su descenso al infierno verde, Arzu ayer arrastró al mismo Juanito, cuyo adiós a Heliópolis también se ve irremisible. Y miren cómo son la sentencias de la grada bética, que a Arzu se le vino el mundo encima... tras haber fusilado el golazo del 2-0.

Pero, a lo que iba: la discreta situación, sin pena ni gloria, en la que Almería y Málaga enfilan el final de Liga permite al Real Betis Balompié esquivar la 'corná' de un descenso que podría ser trágico: como cuando los béticos de los años 50 del Siglo XX tenían que tomar en Algeciras el transbordador 'Virgen de África' para pasar a Tánger, donde aguardaba el España local. Cuando los transbordadores béticos sobre el Estrecho, el Sevilla vivía años triunfales. ¿De qué me suena?

Lopera vivió y conoció los años del Betis en Tánger: y otros, en Alicante y Getafe. Poco después llegó a la presidencia de la Federación Andaluza un ilustre señor sevillista, el juez monárquico José Francisco Acedo Castilla, que pregonó la Hermandad del Fútbol Andaluz casi como el que predica en el desierto. En 1972 y 73, Sevilla y Betis se fueron a Segunda con alguna 'puñalaíta' en el costado de algún vecino andaluz. Lopera lo vivió: y sabe bien lo que hoy significaría un descenso del Betis a Segunda, como el regreso al transbordador de Tánger. Así que no está dispuesto a permitirlo y, seguramente, lo evite gracias a que Almería y Málaga ya andan en chanclas. Ahora, a ver qué pasa con el equipo, con el club... y con la Bética toda.

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