El Museo de Bellas Artes de Sevilla ha dado la campanada. Se lo propuso el delegado provincial de Cultura, Bernardo Bueno, buen amigo de la duquesa y más de su recordado esposo, Jesús Aguirre, hace unos años, y quedará en su currículo político cuando se marche de la política.
Antes ha habido quienes lo han intentado, pero sin éxito. La empresa no ha sido fácil: que doña Cayetana accediera a sacar de su palacio de Liria, en Madrid, más de una treintena de pinturas de Goya, Rubens, Tiziano, Giordano, Sorolla, Zuloaga... para exponerlas en Sevilla ha costado lo suyo. Y no sólo dinero, que también, y que por cierto han costeado la Junta y Cajasol.
El hecho es que si desde hoy y hasta el 10 de enero el gran público puede dejarse los ojos y el buen gusto contemplando la exposición Colección Casa de Alba en el Bellas Artes es en gran medida gracias al feeling que la duquesa tiene para con Sevilla.
Y aun así, ha puesto pegas hasta última hora, porque reconoce que no le gusta que salgan obras tan delicadas de su lugar habitual.
Pero aquí están, que es lo importante. Como lo es el que el público sea consciente de que hacía 22 años que los Alba no cedían una batería de obras de tamaña envergadura para una exposición (fue en Madrid en 1987). Y viendo cómo opina doña Cayetana, será bien difícil que vuelva a haber otra en décadas.
Cónclave de estrellas. Si el Real Madrid tiene a sus galácticos del balón, la Casa de Alba tiene a todos los del arte. Tras cinco siglos amasando su colección -procedente unas veces de compras y otras de complejas herencias-, tienen de todo y de primerísimo nivel. Los comisarios de la muestra, Valme Muñoz e Ignacio Hermoso, ambos del Bellas Artes, lo han tenido bien difícil para elegir.
En total, en Sevilla lucen 40 obras, la mayoría pinturas y procedentes de Liria, más algo testimonial de Dueñas, ese palacio que la Junta sigue sin querer declarar Bien de Interés Cultural y, por tanto, no es visitable.
Debate aparte, de las salas temporales de la pinacoteca cuelgan obras maestras que articulan un discurso en dos direcciones: por un lado, el cronológico, planteando un viaje en el tiempo que va desde el siglo XVI hasta el XX e incluye, entre otras obras, una espectacular Última Cena de Tiziano, una impactante Coronación de espinas de José de Ribera, una bella Sagrada Familia de Luca Giordano, y así hasta entroncar con obras más cercanas en el tiempo como Meditación, de Romero de Torres -la última adquisición de la duquesa- o un chagall -Florero delante de la ventana- por el que dice sentir especial cariño.
El segundo discurso expositivo es obvio: resume el prolífico ducado de Alba a base de retratos. No tienen desperdicio desde el primero, el del Gran Duque de Alba, de hacia 1570, hasta los actuales, con una Cayetana montando su poni con cuatro añitos.
La entrada al museo y a la exposición temporal es gratis y existe la posibilidad de realizar visitas guiadas previa cita en el teléfono 954 786 491 o a través de un formulario electrónico disponible en la página web del museo.
