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El Bernabéu de siempre, el Sevilla de ¿cuándo?

El Sevilla acude hoy al Santiago Bernabéu con la pesada losa de la historia a cuestas (una victoria liguera en 20 años), pero con la obligación de dar la cara para no descolgarse de los puestos de Liga de Campeones. Las necesidades y objetivos actuales del equipo de Nervión no comulgan con el pasado. Foto: Jose Manuel Cabello.

el 15 sep 2009 / 19:28 h.

El Sevilla acude hoy al Santiago Bernabéu con la pesada losa de la historia a cuestas (una victoria liguera en 20 años), pero con la obligación de dar la cara para no descolgarse de los puestos de Liga de Campeones. Las necesidades y objetivos actuales del equipo de Nervión no comulgan con el pasado.

El Santiago Bernabéu es uno de los estadios que peor se le dan al Sevilla en toda su historia. Evidentemente porque su propietario es el Real Madrid, el mejor equipo por historia de España, pero también porque cada vez que los hispalenses han asomado por la capital lo han hecho con un carácter timorato, con la inferioridad grabada a fuego en el pecho y con la única aspiración de pasar a los anales por romper ocasionalmente una tendencia histórica. Sólo siete victorias ha logrado el Sevilla en el estadio del Paseo de La Castellana y ha recibido 173 goles, ni más ni menos.

Estos argumentos históricos los ha logrado romper, o al menos debilitar, el conjunto hispalense en los últimos años. Incluso cuando el Madrid de Capello asaltó la Liga tras su ajustada victoria ante el equipo de Juande hace dos campañas (3-2) el temor y el respeto se olían en las gradas del coliseo blanco. Temor y respeto que se tornó asombro y reconocimiento cuando en el verano de 2007 un equipo de rojo le hizo una manita para los anales al ya conjunto de Schuster en sus narices, y encima con un título de por medio, el de la Supercopa de España.

Por eso, el debate que se plantea hoy en el Santiago Bernabéu para el Sevilla es mucho más profundo que un partido de fútbol. El estadio capitalino evalúa el grado de "osadía" (Del Nido dixit) en un equipo que esta temporada deja deslizar de forma cada vez más habitual peligrosas manías del pasado, de esa época anterior a la que ha forjado al Sevilla que infunde temor.

Manolo Jiménez ha preparado durante esta semana el encuentro con, en teoría, mayor vocación ofensiva que ante el Barcelona. Para el Bernabéu parece que el técnico del Arahal quiere adelantar la presión algunos metros y achicarle el campo a los de Schuster. No es para menos, es su tercer 'cuerpo a cuerpo' ante rivales directos y una nueva derrota lo descolgaría de la cabeza.

Tendrá Jiménez la ausencia de Luis Fabiano, pero tampoco debe ser mayor problema, porque cuenta con la alternativa de Renato como acompañante de Kanouté, esa opción tan de su gusto y que, además, suele darle resultado. Lo dio, aunque no estaba en el banquillo el ex futbolista, en la citada Supercopa, con tres goles del malí y dos del brasileño.

Además de la baja de Luis Fabiano, por su ridícula expulsión ante el Barcelona el pasado sábado, tampoco podrá contar Jiménez con Acosta y Chevantón, que se eternizan en su recuperación. Ello provoca la lógica ausencia de efectivos en ataque, que le ha venido fenomenal a Teemo Pukki, joven finlandés de 18 años que llegó el pasado año al Sevilla y que este año ha destacado -lo que ha podido- en algún partido con el filial. Por contra no podrá contar el técnico con Maresca -no aclaró el de Arahal si por molestias musculares o por un proceso gripal-, aunque ciertamente parecía que contaba con menos opciones de titularidad para este encuentro. Con todo ello, las dudas en un once más o menos definido se centran en el lateral derecho, Konko o Mosquera, y en el centro del campo, donde Fazio parece partir con alguna desventaja.

En horas bajas. El Bernabéu es el Bernabéu siempre. Crea tensión, influye en las decisiones arbitrales -y en el Sevilla temen y mucho las de González Vázquez-, incluso puede llegar a achantar a los rivales y da alas al Real Madrid. Eso no lo cambia nadie. Dicho esto, también es de recibo recordar que el equipo de Schuster atraviesa uno de los peores momentos de la temporada. Acribillado a bajas, como en su momento el Sevilla, echa en falta a su goleador, Van Nistelrooy, a uno de sus motores, Sneijder, a uno de sus pulmones, Diarra, y a uno -seguramente el mejor- de sus cerrojos, Pepe. Además, ni Torres ni De la Red ni Heinze estarán en el encuentro. Y para colmo las aguas siguen revueltas con Schuster y un resultado contrario puede despertar las iras merengues. Horas antes tendrá el club madridista su asamblea de socios, pero por muy díscola que resulte no podrá afectar nunca tanto como un buen gol tempranero de Kanouté, eso seguro.

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