El hombre suele tropezar dos veces con la misma piedra, así que no es extraño que el Betis, como grupo de hombres que es, lo haga también. Lo que no parecería muy normal es que tropezase no dos ni tres ni cuatro, sino más veces. La piedra, en este caso, son los partidos frente a rivales directos.
En las cinco próximas jornadas, el Betis dispondrá de una ocasión casi inmejorable para demarrar de la zona peligrosa y dejar atrás a varios de los rivales a los que ya ha conseguido superar en la clasificación. El calendario le pone por delante cuatro encuentros frente a equipos que se mueven por la misma zona más otro en Santander, por lo que el conjunto verdiblanco depende de sí mismo para sumar de tres en tres al mismo tiempo que sus enemigos se quedan en blanco. En teoría, un horizonte muy halagüeño; en la práctica, no tanto, como podrá comprobarse más tarde.
Este pequeño tramo, que empieza esta semana y terminará el Domingo de Resurrección, se abre para el Betis dentro de cinco días en Mallorca, donde visitará a un equipo que sólo tiene un punto más. La semana siguiente, la escuadra de Paco Chaparro recibirá en casa a un rival tan directo que es uno de los ocupantes de la zona de descenso: el Murcia. Siete días más tarde tocará viajar a los Campos de Sport para medirse al Racing, el único adversario de la mitad alta de la tabla que espera a los verdiblancos en este mes de competición.
A la vuelta de Santander, de nuevo en Heliópolis y en víspera de Semana Santa, el Betis se enfrentará al Athletic, otro de los que ahora le aventajan en un punto, en una jornada que tiene lo suyo, porque hay otros dos duelos directos (Valladolid-Osasuna y Recreativo-Murcia) y el Deportivo recibe al Real Madrid. La serie, por último, tocará a su fin en un campo maldito, el Reyno de Navarra, ante un Osasuna que de todas formas anda dos puntos peor que los heliopolitanos.
En la primera vuelta, el Betis resolvió este tramo con seis puntos: venció al Mallorca (3-0), empató en Murcia (0-0), con el Racing (1-1) y en Bilbao (0-0) y sólo perdió ante Osasuna (0-3). Repetir la cifra equivaldría a sumar 34 puntos, y realmente más le vale acercarse a esos números o incluso superarlos, porque después le toca recibir al Barcelona.
Historial de tropiezos. El calendario pinta bien, pero la práctica puede ser muy distinta. La razón: el Betis tiende a fallar en partidos clave. En la última temporada y media, de hecho, ha perdido o no ha ganado choques que casi le aseguraban la permanencia o como mínimo un importante margen en caso de victoria. Sin ir más lejos, hace tres semanas cayó en casa ante el Dépor cuando venía de ganar al Espanyol y desperdició una gran oportunidad de escaparse del abismo.
Y qué decir de la pasada campaña: en la 30ª jornada gozaba de cuatro puntos de diferencia sobre el descenso y recibía a la casi desahuciada Real Sociedad, pero perdió (0-1); en la 35ª, con seis puntos de renta, no fue capaz de ganar al colista, el Nástic, con el que empató en el último minuto (1-1); una semana después, en Vigo, pudo certificar su permanencia y el descenso del Celta, pero volvió a caer (2-1); y en la penúltima jornada, en vez de salvarse, fue goleado otra vez en casa por Osasuna (0-5).
El conjunto de las trece barras tiene ante sí otro inconveniente: los rivales que libran su misma guerra se le dan muy mal. El Betis ha sumado sólo 11 puntos en 11 partidos contra equipos de la mitad baja de la tabla; ante adversarios de la mitad alta, sin embargo, ha cosechado 17 puntos en 13 encuentros. El dato es inquietante por lo menos.
