Ocho años después de una histórica tarde de junio en la que Casas anotó dos goles en Jaén, el Betis regresa a Segunda División. Quizás nunca debió volver a esta categoría, pero los pecados se pagan. El equipo verdiblanco se acercó tanto al abismo que acabó cayendo en él y hoy emprende el largo e incierto camino de vuelta a la élite.
El Betis volverá a ser un equipo de Segunda a partir de las ocho de esta tarde. Es triste, lamentable y cuantos adjetivos se quieran emplear para calificar una realidad que el conjunto heliopolitano pudo evitar y no hizo en las muchas oportunidades que tuvo la pasada temporada. El Betis es de Segunda, por vigésima sexta vez en su historia, y desde hoy mismo tiene la obligación de retornar a Primera lo antes posible. El camino, larguísimo (42 jornadas), empieza frente a otro equipo andaluz que viste de verde y blanco: el Córdoba.
El debut del Betis en este suplicio de plata es en su estadio. El hecho resolverá varias dudas. Por ejemplo, la actitud de la afición para con su equipo. Los seguidores no se tomaron nada bien el descenso, como es natural, pero su ayuda se intuye fundamental para que los suyos no se queden por el camino. Seguramente no habrá en el campo tantos béticos como los más de 40.000 que iban en Primera -ayer mismo había entradas disponibles en el Gol Norte, una grada exclusivamente copada por abonados en los últimos años-, pero es evidente que el equipo no estará solo. Tampoco debería sentirse así Arzu, pero quién sabe cómo tratará el público a un futbolista que debe ser imprescindible.
Por ahí se plantea otra de las grandes dudas. ¿Asumirán los jugadores que ahora son de Segunda? Los profesionales han tenido mucho cuidado en avisar de que están mentalizados para lo que se avecina, pero sólo a partir de hoy se comprobará si esa predisposición y ese compromiso son reales. Hoy no estará la mayor de las incógnitas en ese capítulo, Emana (en Camerún para el funeral de su padre), ni internacionales como Nelson (aún en baja forma) o Mehmet Aurelio (lesionado), pero sí hombres como Sergio García, Pavone u Odonkor. El grueso de la plantilla proviene de Primera y habrá que examinar si asimila su nuevo rol.
La última interrogante es la más importante: ¿será el Betis lo bastante competitivo para pelear el ascenso? Por nombres diríase que sí porque hasta ahora apenas hay cuatro bajas de renombre respecto al plantel del año pasado: Juanito, Edu, Oliveira y Mark González. Que el resto se adapte a este nuevo hábitat, a la rocosidad de los rivales y al hecho de ser el favorito número uno se antoja clave. El examen comienza ante el Córdoba, el enésimo equipo andaluz cuyo banquillo es ocupado por Lucas Alcaraz, que incluso podría presentarse en Heliópolis con cinco defensas. Así es la Segunda y así o de manera parecida aguardarán al Betis casi todos sus adversarios.
ONCE INCIERTO. En el inicio de esta travesía por el desierto, Tapia introducirá a tres de los cinco fichajes en el once: Goitia, Carlos García y Sunny. Iriney no fue citado porque no está en la forma óptima y Nacho porque acaba de llegar. En el resto, pocas novedades, si acaso la titularidad de Odonkor, la presencia de Juanma por la izquierda y la posible suplencia de Capi (a no ser que Arzu ejerza de central). Y arriba, si no hay novedades de ultimísima hora, Sergio García y un delantero argentino. Sería paradójico que Mariano Pavone fuese la punta de lanza del Betis del ascenso, como lo fue su compatriota Gastón Casas en 2001. Él fue el autor de los dos goles de la mítica tarde de Jaén, hace hoy la friolera de 2.995 días.
