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El Betis, en otro nuevo día de furia

El cambio de nombre del estadio (previo referéndum), con retirada del anterior rótulo; idas y venidas judiciales, la comparación surrealista de la jueza Alaya con los nazis ideada por el presunto propietario (?)... todo eso habría valido un estallido en otro club. El Betis, simplemente, volvió a jugar anoche.

el 27 oct 2010 / 19:52 h.

Aunque suene a irreverencia, y con humilde petición de perdón, la realidad es que el Betis es un poco como Jesucristo: camina sobre las aguas. Sobre las aguas embravecidas de Heliópolis, no del Lago Tiberíades, o sobre las olas de los constantes pequeños maremotos que le azotan. Y sin embargo, se mueve, que diría Galileo Galilei. Como, por increíble o insólito que parezca, el Betis-Zaragoza copero ya se ha situado a la cola de la penúltima ventolera de sucesos sobre los que deben galopar la entidad y el equipo, casi mejor será ir haciendo un balance o previsión de daños… antes de que ataque un nuevo tifón. O tifones.

Del día de furia que vivió ayer el Betis cabe plantear algunos análisis. Mejor, en compartimentos estancos. No todos los días se desguaza el rótulo del estadio, como en un ejercicio de Memoria Histórica. Bueno, pues ahí va memoria: el 1 de enero de 2000 fue cuando el campo del Betis tomó oficialmente el nombre de ‘Manuel Ruiz de Lopera’, después de que la Junta de Accionistas dirigida por el mismo Lopera, en su época de esplendor, validara otro referéndum de 1998-99.  Se supone que ahora tocaría esperar a que otra Junta de Accionistas refrende ese nuevo referéndum. ¿Qué Junta de Accionistas? ¿Cuándo? Y, ¿qué accionistas…?

En plena actividad de los operarios que desmontaban el rótulo, irrumpió otro tifón: Luis Oliver, con calificativos y comparaciones de mal gusto dirigidos a la jueza Alaya. Ya saben que en reductos socioinformáticos como ‘Twitter’ es fácil perder el estilo y meterse en camisa de once varas: véase Pérez Reverte. Oliver no necesita ‘tweetear’ para hacer alarde de imprudencia: le basta con tener la palabra en una peña bética. Imprudente es lo menos que se le puede decir. Hay otra comparación bastante válida en este caso, esa que se refiere a que una estupidez puede ser algo peor que un crimen. Y sin embargo, y en otro día de furia, el equipo de Mel siguió caminando sobre las aguas. ¿Hasta cuándo…?

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