El Real Betis comenzará su nueva andadura en Segunda División con el enfrentamiento ante el Córdoba, choque que se jugará en el Manuel Ruiz de Lopera. La categoría de plata dibuja un escenario de sufrimiento. Además, eterno. Menuda tortura.
En días como hoy comienza el bético a tener conciencia del lío en el que se ha metido su equipo. No será el Madrid de Florentino, ni el campeón dirigido por Pep Guardiola. Ni siquiera el Málaga o al menos el Xerez en una versión más descafeinada de un derbi andaluz en Primera. Toca el Córdoba. El calendario ha dictado sentencia. Se vienen a la memoria aquellos duelos regionales de los años sesenta o setenta, con ese otro Betis de Segunda que existió antes que Lopera y que ahora renace bajo su mandato, como en 2000.
Llega el Córdoba, luego el Hércules fuera, se recibe al Recreativo y se toma el camino de La Mancha para jugar en Albacete. Kilómetros y kilómetros de carretera, ásperos como el propio paisaje que transcurre entre Alicante y Albacete. En el tramo final del torneo, que llegará con la selección nacional disputando el Mundial de Sudáfrica, el Betis se enfrentará en las cuatro últimas jornadas a Huesca y Salamanca lejos de Sevilla, y a Numancia y Levante en el Ruiz de Lopera. Por medio, Cartagena, Cádiz, Huesca, Villarreal B, Real Unión de Irún...
la visión de tapia. El entrenador, que siempre pone al mal tiempo buena cara, indicó ayer con respecto al calendario del Betis que "tenemos un inicio de Liga duro, en el que nos enfrentamos a dos equipos, Hércules y Recreativo, que tienen el mismo objetivo que nosotros, el ascenso. Enfrentarnos a estos equipos es importante para arrancar bien y calibrar cómo nos adaptamos a la categoría". Tapia, por cierto, reconoció el rol del Betis como máximo favorito de cara al ascenso a Primera División.
