Los pasos, frente a frente. A la derecha el Crucificado y frente a Él, su Madre. En el centro, los hermanos nazarenos con sus túnicas franciscanas van llegando poco a poco, situándose de cara a uno o a otro titular. Rezando primero a uno y luego a otro.
Desde el primer momento se da por hecho que no va a salir. Los hermanos que bajan desde las dependencias de la casa hermandad confirman esa realidad prevista por todos: "Las perspectivas son muy malas". Aun así, algunos se siguen acercando al interior para ver en qué tramos saldrán. Cuando se encuentran sonríen y comentan: "Si no vamos a salir...".
Apenas quince minutos antes de la hora prevista, la banda de Las Nieves de Olivares entra en el templo y se coloca en el lateral del paso de Cristo. Ya lo saben, tienen la certeza que en unos minutos conocerán todos.
Tras comunicar la decisión al cardenal, presente cada Miércoles Santo, y al general de la Orden Franciscana, José Carballido, el hermano mayor Carlos Bourrellier se dirige a los hermanos. "Habíamos acompañado a nuestro Cristo a la Santa Catedral. Ahora para tener nuestra estación de penitencia vamos a hacer el viacrucis dentro de la iglesia". No hubo palmas, ni lágrimas.
Tanto el cardenal como Carballido se dirigieron a los hermanos. "Paz y bien. Como franciscano a franciscanos les invito a coger lo que nos viene del Señor como un regalo, como un don", habló el general de la orden. "Que la tristeza no nos aparte de Dios. Alabado seas Señor por todas tus criaturas, por el sol y también por el agua", afirmó Amigo.
Este año el barrio no sentirá la alegría de Campanilleros, ni habrá lluvia de flores para la Virgen de la Palma, pero el Buen Fin continuará con su labor social día a día. Ahí reside su alegría.
