El buque insignia del parador sevillano

Jiennense de nacimiento pero carmonense de adopción, José Navío es el encargado de dirigir el Parador de Carmona, el famoso establecimiento hotelero que Don Juan Carlos, Doña Sofía y Manuel Fraga inauguraran en 1976.

el 19 ene 2015 / 16:00 h.

José Navió, en el mirador del Parador de Carmona. Al fondo, la campiña sevillana. / E.G. José Navió, en el mirador del Parador de Carmona. Al fondo, la campiña sevillana. / E.G. Nació en Bailén (Jaén) en 1956. Estudió la Diplomatura como Técnico de Empresas y Actividades Turísticas. Su camino hasta el Parador de Carmona ha sido largo y extenso, comenzando su vasta carrera como agente de viajes en el área de receptivo en Wagons-Lits Viajes en Madrid, pasando a ser director de sucursal en la Costa del Sol (Torremolinos). Fue en la famosa costa malagueña donde le llamaron desde Paradores para iniciarse como Director en el de Tui (Pontevedra), pasando después por La Seu d’Urgell (Lleida), Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), Cuenca, Ronda (Málaga), Mojácar (Almería), Jarandilla de la Vera (Cáceres) y Carmona como última parada. Navío tiene tres hijos, Pedro, Carlos y José; pero avisa que «ninguno me ha seguido en esta profesión». En Carmona, la palabra forastero tiene una acepción no recogida por la RAE y que se refiere a todo el que no ha nacido entre las murallas de la Puerta de Sevilla. «Tanto como forastero no diría, tras siete años en este destino, como andaluz de nacimiento y convicción no me siento así, me siento en mi tierra. Ya mi abuelo llevaba como segundo apellido Carmona, por lo que algo llevo de carmonense», remarca. Y sus palabras así lo denotan. Navío indica que habría que preguntarle a los carmonenses si a él lo consideran forastero, «pero me temo que me tienen como uno más, en mis círculos sociales y de amistad, suelo ser contado como otro carmonense». Y como tal, dirige una de las instituciones de la ciudad –y la provincia–, ya que el Parador es el único existente en Sevilla: «Mi algo dilatada experiencia profesional y por ser andaluz, me configuraba en candidato a un Parador tan relevante, supongo que por eso decidieron traerme hasta aquí». Y aquí ha vivido momentos inolvidables. En siete años, las cientos de anécdotas que le han ocurrido entre las históricas paredes son interminables, pero «lo más anecdótico es ver la cara de sorpresa que ponen los que visitan por primera vez este impresionante lugar histórico, hoy establecimiento hotelero, escuchando comentarios de cómo se siente cada huésped o visitante... alojándose como reyes o comiendo donde lo hacían los mismos monarcas. La arquitectura del edificio evoca al auténtico alcázar que aquí se levantó en el siglo XIV». Y entre las miles de visitas que cada año recibe el Alcázar del Rey Don Pedro desde 1976, muchas son de personajes ilustres. «En la historia del Parador, desde 1976, han sido muchos los visitantes ilustres y populares, desde su inicio, cuando los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía lo inauguraron, han pasado selecciones de fútbol, como la Brasil del Mundial del 82; y políticos o artistas de renombre». Y eso sin hablar de la famosa firma del Estatuto de Autonomía que se produjo en una de sus habitaciones en 1980. Duro como un palacio-fortín, ha resistido a la crisis situándose entre los mejores de España en rentabilidad y ocupación. Para Navío el éxito radica en «su situación privilegiada, cerca de Sevilla, el aeropuerto, la A-4, el valioso patrimonio histórico-monumental de la ciudad y la calidad del propio Parador de Carmona, gracias al esfuerzo que cada empleado pone a su trabajo». «Todo esto hace que la crisis haya pasado de refilón», admite. José se siente confiado en el futuro ya que el camino es firme por la experiencia que atesora el propio Parador y el papel de los responsables de «cuidar del edificio, las instalaciones, los servicios». Palabra de director. Además, se guarda un as bajo la manga, pues el establecimiento se sigue renovando, aplicando la máxima de renovarse o morir: «Después de realizar una acertada redecoración de pasillos y habitaciones del Parador, próximamente vamos a redecorar la zona de recepción, el salón Espadas, la cafetería y el comedor Principal, zonas que los visitantes percibirán con un nuevo aire». Queda José Navío para rato en Carmona, pero la herencia familiar en el centenario sector de los Paradores acabará en su persona, pues «aunque mi vocación y desarrollo profesional han sido muy gratificantes, la verdad es que ninguno de mis tres hijos ha seguido mi estela vinculada al turismo. Cada cual se ha sentido atraído por otras profesiones». Así concluye Navío, asomado al balcón del Parador, donde se divisa la inmensidad de la campiña sevillana.

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