Dicen que es mejor prevenir que curar y algo así deben haber pensado los responsables del CAAC que, tras la ruptura accidental de una vasija, han aumentado la protección a las obras de Ai Weiwei expuestas en el Centro, manteniendo a los visitantes lejos de todas ellas. El pasado 11 de abril una visitante a la muestra Resistencia y tradición, que acoge el CAAC hasta el 23 de junio, rompió tras un tropiezo una de las vasijas de la instalación Ghost Gu Coming Down the Mountain. El centro de arte cerró entonces la sala para proceder a la restauración del jarrón afectado. Desde entonces, el museo de la Cartuja ha decidido adoptar un criterio museográfico mucho más proteccionista y ha incrementado las medidas de seguridad de las obras. De esta forma, todos y cada uno de los trabajos de Ai Weiwei de la muestra están rodeados por una cinta en el suelo manteniendo alejados a los visitantes de los mismos. Así, por ejemplo, en la zona monumental, la obra Descending Light,que antes podía verse desde el interior y rodearse por completo, ahora está limitada con la susodicha línea que sólo permite observarla a cierta distancia eliminando la posibilidad de interactuar con la obra. Esto mismo sucede en toda la exposición, incluso con aquellas esculturas que se encuentran situadas en altura sobre peanas. Y si estas medidas de protección se notan en todas las salas, en la instalación accidentada es aún más evidente. En el refectorio, que se reabrió al público el pasado viernes, los famosos jarrones sólo pueden contemplarse bajo la atenta mirada del personal de seguridad del CAAC que sólo permite hacer el recorrido para rodear la obra de uno en uno. Además, en la sala se encuentra una cartela en la que el centro explica al visitante el motivo de la ausencia de una de las vasijas y aclara que el propio Ai Weiwei permite la exhibición de Ghost Gu Coming Down the Mountain sin uno de sus elementos mientras terminan su restauración.