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El caballo, el mejor amigo de las personas sordociegas

Desde el curso 'Terapias Ecuestres' se muestran los beneficios que aporta este animal a los transtornos sensoriales.

el 19 jul 2011 / 18:49 h.

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Acariciar a un caballo, escucharlo relinchar, ver sus colores o sentir las fragancias de la naturaleza. Son situaciones fáciles de imaginar para cualquiera de nosotros, aunque no para todos. La pedagoga Cristina Fernández, del Centro Nazareno de Terapias Ecuestres La Herradura, explicó ayer los beneficios que tienen las terapias ecuestres en personas con discapacidad sensorial.

“Lo que me enganchó fue ver cómo llegaban a esta terapia que toman como un juego y una diversión”, explicó a los alumnos expectantes nada más comenzar.

La ponente definió las terapias ecuestres como “idóneas para mejorar la calidad de vida de estas personas, favoreciendo su integración en la sociedad”. Dentro del espectro de pacientes, a este centro acuden personas con déficit visual, sonoro y personas sordociegas. El caballo, como animal gregario, establece de mediador entre las personas y su entorno, mejorando su autoestima, su autocontrol y su forma física. Además, trabajar al aire libre supone un “contraste de sonidos, colores y olores que mejoran la conducta y la actitud”.

La pedagoga quiso destacar los efectos de la hipoterapia en personas sordociegas. “Es muy importante el primer acercamiento al caballo”, que se hace sin prisa y tomando todo el tiempo necesario”. Una vez que estas personas se sienten más seguras con el animal, la terapia les ayuda a aumentar su equilibrio y coordinación y a estimular el ejercicio físico. Además de disminuir la ansiedad y aumentar la confianza.

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