«Ha sido una Semana Santa plena en todos los sentidos, que hacía mucha falta a la hostelería y a la ciudad en general». Esta vez sí. La impresión popular de que los bares están llenos, a pesar de la crisis, coincide con el balance de los hosteleros sevillanos cuyo presidente, Pedro Sánchez Cuerda, cifra entre un 20 y un 25% el aumento de la caja hecha por bares y restaurantes respecto al año pasado. La comparativa con 2013 no es especialmente significativa por cuanto la Semana Santa estuvo pasada por agua, pero según Sánchez Cuerda, ésta que acaba de terminar es «una de las mejores de los últimos años marcados por la crisis». Aunque aún no se han recuperado los niveles de antes de ésta, la afluencia masiva de público en la calle y el aumento del turismo han hecho que, aunque el gasto medio se mantiene y «la gente va buscando los productos más económicos», ha habido más clientes y por tanto más caja, sobre todo el Domingo de Ramos y el Jueves Santo, cuando apretó el calor y apenas deba tiempo para que se enfriaran en las cámaras las latas y barriles.
También los hoteles, a la espera de cerrar los datos definitivos, han superado las previsiones, que hablaban de un 80% de ocupación media. «Teniendo en cuenta las reservas de última hora y que el tiempo ha acompañado probablemente se hayan podido mejorar esos datos», según la primera impresión del gerente de la Asociación provincial de hoteleros, Santiago Padilla. El margen de mejora estaba en la primera parte de la Semana Santa, ya que a partir del Jueves quedaban plazas pero menos. Y es en esa primera parte donde ha hecho su aparición un nuevo tipo de turismo, más allá del tradicional visitante nacional que es el que suele venir a Sevilla en estas fiestas. Se trata de los viajeros de circuitos organizados en grupo que «antes no tenían cabida por las reservas individuales pero que con la caída del turismo nacional por la crisis se ha hecho un hueco». A diferencia de lo ocurrido en los dos años anteriores, el sector no ha tenido que bajar aún más los precios esta Semana Santa «y eso es porque la demanda ha mejorado». Desde la asociación de comerciantes Alcentro, su presidente Enrique Arias tampoco cuenta aún con datos definitivos de si el mayor público en la calle ha supuesto más ventas aunque reconoce que el tránsito de gente «siempre es muy positivo». La posibilidad de abrir los festivos ha permitido aumentar las ventas en las tiendas de recuerdos dirigidas al turismo «y para el público sevillano es vital porque aunque no compren porque salen a ver cofradías, se quedan con lo que ven en los escaparates y de aquí a Feria viene una época muy importante para el comercio, por lo que pueden volver a por lo que han visto estos días».
Así pues, satisfacción generalizada entre los empresarios más directamente beneficiados por las fiestas de primavera sevillanas. Aunque también algún pero, especialmente entre los hosteleros, quienes denuncian que cada Semana Santa haya una reunión con el Ayuntamiento para coordinar la instalación y retirada de veladores en los puntos por los que pasan cofradías «aunque este año se cerró el plan muy tarde, el Viernes de Dolores, y hay gente a la que no le llegó a tiempo» y algunos locales se hayan encontrado estos días con que en espacios vetados para sus terrazas «por ejemplo por ser vías de evacuación», se han instalado sin embargo puestos de venta ambulante «de algodón dulce que además venden agua y refrescos», denunció Sánchez Cuerda. Además lamentó el «repunte» de la competencia desleal de establecimientos que no cuentan con licencia de restauración y han vendido estos días bebidas y bocadillos de forma ilegal, pese a la mercancía decomisada diariamente por la Policía Local y las inspecciones realizadas, también en los bares.
