Los más de 40 grados sufridos hoy en la ciudad no amedrentaron a los fans de Bruce Springsteen, algunos de los cuales llevan en los alrededores del estadio desde el viernes por la mañana para lograr estar en primera fila. Las sombrillas, los paraguas, los gorros y las neveras de playa han sido su ayuda para soportarlo y la organización se apiadó de ellos y abrió las puertas tres cuartos de hora antes de lo previsto.
Las ambulancias atendieron alguna lipotimia, mientras los más pacientes lograron las ansiadas pulseras que les permitirá ver al Boss desde muy cerca. Los tradicionales vendedores ambulantes de agua y bebidas sumaron una nueva mercancía: gorros de paja. Eso sí, negros, el color con el que suele vestir Springsteen. Unas gotas a media tarde refrescaron algo el ambiente en lo meteorológico, que no en las ganas de disfrutar del concierto que abre la gira europea del último disco Wrecking Ball.
