"La mujer va a seguir pariendo, todavía no se ha inventado una fábrica de tener niños y es necesario que se reproduzca la especie". El ex presidente Felipe González exigió ayer a los políticos que "espabilen" al implantar políticas de conciliación o la sociedad "fracasará".
La "II Conferencia Andaluza de Economía y Presupuesto en clave de género" contó en su clausura con el ex presidente del Gobierno, Felipe González, el periodista Iñaki Gabilondo y la consejera de Igualdad, Micaela Navarro. Todos coincidieron al formular una advertencia: El cambio demográfico es ya un problema tan grave como el cambio climático.
Los derechos dieron paso en los discursos a las necesidades. En el siglo XXI no es sólo un derecho de la andaluza incorporarse al mercado laboral, es ya una necesidad para converger y generar riqueza. Andalucía no puede permitirse tener un millón de mujeres en edad de trabajar dedicadas exclusivamente a las labores del hogar. Igual que no es un derecho parir, es imprescindible. "Que la mujer no trabaje es un coste que no nos podemos permitir, pero tampoco la ausencia de nuevas criaturas", advirtió González. "Esto no es un problema de la mujer sino de la sociedad y de los políticos", dijo.
Según el Informe de Impacto de Género del Presupuesto andaluz de 2008, la mujer andaluza tiene una media de 1,5 hijos, un índice aún entre los más elevados de Europa y por encima de la media nacional (1,37). El dato ha empezado a remontar desde 1999 pero, como subrayó la consejera de Igualdad, no porque las mujeres tengan más hijos, como sí ocurre en el Norte de Europa, sino por la inmigración.
González fue muy crítico y advirtió de que "la política aún no ha espabilado lo suficiente para que se produzca un cambio cultural". "Los discursos políticos, incluidos los de mucha gente joven son más viejos que yo", lamentó. Propuso que todas las políticas económicas se acompañen de un informe de impacto de la igualdad. También en las empresas.
El periodista Iñaki Gabilondo mostró su preocupación porque los avances normativos, con pasos tan importantes como la ley de igualdad, detengan "el aliento social" y se crea que "hemos pasado de fase". "Está demasiado desmovilizada la sociedad", algo que reprochó a la clase política, a la que exigió que "sofistique su juego". Sobre todo porque frente a un corazón social que late muy débil y que "debería estar siguiendo con satisfacción los avances", existe otro "que no ha parado de sonar a tamborazo limpio durante cuatro años".