“El Camino de Santiago fue una vía que vertebró Europa, una senda de tránsito de movimientos artísticos, culturales y sociales entre el continente y España”. Esto asegura la escritora aragonesa Ángeles de Irisarri, que acaba de publicar La estrella peregrina (Suma de letras), una obra en la que novela la peregrinación de una madre y su hija desde Bretaña (Francia) hasta Santiago de Compostela en el año 1000”.
Con esta publicación, la escritora se sumerge de nuevo en el género de la novela histórica, que ya había tocado antes en numerosas ocasiones y, además, de nuevo ambientadas en la Edad Media. “Será porque cada vez se estudia menos Historia y a la gente sí que les gusta conocer sus raíces. Aunque hay auténticos asesinos de la Historia. De todas formas, para aprenderla no vale con leer las novelas, porque los novelistas somos unos embusteros”, asegura la autora acerca del éxito de público que tiene su subgénero literario.
Y con este asterisco que le añade su recreación de la Historia, la aragonesa, ampliamente documentada, se enfrascó en una trama ficticia en la que una joven “enana y horrorosa” hace el camino junto a su madre después de haber perdido a su padre, el conde Robert, que llevaba “muy mal lo de su hija”. Por eso, “esa niña no se siente querida”. Y esto se debe a que, allá por el año 1000, “existía la teoría de que las hijas heredan los pecados que han cometido sus padres”.
Otro mito con el que juega en la novela es el de que el que corría en aquella época de que el mundo se iba a acabar. “Ahora dicen que lo hará en el 2012 según el calendario maya”, señala una De Irisarri poco convencida.
Así, el viaje de estas dos mujeres –que se deciden por España tras desechar las otras dos posibilidades: Roma y Jerusalén– transcurre en un norte, en el que “las ciudades se van repoblando con la gente que va a Santiago”. No obstante, la escritora argumenta que “en muchas ciudades existe la calle o el barrio francos” porque se formaron durante este período con los peregrinos provenientes de allí. Aun así, tampoco se olvida de que al Camino de Santiago “iba gente de toda Europa, de las actuales Alemania o Hungría, por ejemplo”.
Tan a fondo se mete esta autora en la creación de sus novelas que, al hablar de la madre protagonista de La estrella peregrina, se refiere a ella como “mi condesa”. Así, con tal nivel de vinculación, asegura que “a veces me han llegado a visitar en sueños”, aunque no ha sido el caso en esta última publicación. De todas formas, sí que “vivo con ellos mientras escribo, porque se establece una comunión entre el personaje y su autor”.
Estos personajes que crea atraviesan una España convulsa en la que los reinos cristianos del norte aguantan los envites del sur musulmán a través de luchas o, también, de acuerdos de pago, cosa que “cambia el ritmo con la batalla de las Navas de Tolosa” unos siglos después.
En este giro, es decir, la Reconquista, está muy presente el Camino de Santiago, ya que “las ciudades se repueblan con gentes que iban” allí y asimismo, se “crearon muchos negocios alrededor, como tiendas de vinos, herrerías, zapateros...”. Especialmente se enriqueció la Iglesia gracias al apóstol, pues “recibía muchas donaciones”. Algo que considera “lógico” al ser “el alma máter del Camino”.
Según señala Ángeles de Irisarri, “éste fue un factor importante para la Reconquista”. Especialmente, porque “se pobló la zona de desierto existente entre los ríos Tajo y Duero”, que era la línea divisoria entre las tierras islámicas y las cristianas. A ello, la escritora añade una causa relevante más: “La descomposición del califato en 17 reinos taifas” y sus desavenencias internas, pues, lógicamente, hicieron mella en el debilitamiento musulmán frente al empuje de los reinos cristianos.