Economía

El campo sevillano ya no atrae a los desempleados del ladrillo

Bajan el número de activos agrarios y la ocupación y se busca refugio en los servicios

el 01 ago 2010 / 18:45 h.

Labores de recogida de melocotones y nectarinas en una finca de la provincia de Sevilla.

El campo sevillano ya no es un reducto de empleo para quienes se quedaron sin trabajo como consecuencia de la crisis del ladrillo. Lo demuestran los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al segundo trimestre de 2010. El número de activos -las personas con edad y ganas de trabajar- en la agricultura se redujo a niveles de mediados de 2008, cuando se produjo un regreso masivo de albañiles a las tareas agrícolas que un día abandonaran para cobrar los sueldos más atractivos que pagaba la burbuja inmobiliaria.

En efecto, los activos agrarios se situaron entre abril y junio pasados en 51.500 sevillanos, la cifra más reducida desde el tercer trimestre de 2008, cuando el campo sí compensaba en parte la sangría laboral en la construcción. Así lo percibía incluso la Consejería de Agricultura, y ha sido uno de los argumentos que han sustentado la idea -que el sector rechaza- de que la actividad agroganadera es de las que menos ha sufrido la crisis económica.

El número de ocupados se redujo también, para quedar en los 33.500 -la cifra más baja en el último año-, aunque hay que indicar que en el trienio que llevamos de crisis en ningún momento se ha superado en Sevilla la barrera de los 40.000, correspondiendo tradicionalmente el mayor volumen a los segundos trimestres, al coincidir con la campaña de la recogida del melocotón.

El descenso de los activos, por lo demás, hizo que los parados en la agricultura sevillana arrojaran el menor número desde junio de 2008, y ello a pesar del descenso de los ocupados en esta actividad. Fueron 18.000 -la tasa, el 35% de los activos agrarios-.

¿Cabe concluir que aflora una nueva diáspora del campo hacia el ladrillo? Pues no. Al cotejar las estadísticas de la EPA se constata que los activos también se redujeron en el ladrillo -9.900 personas menos, hasta 80.500, en un trimestre, y 22.200 en un año- y en la industria -1.800 sevillanos menos en un trimestre y 8.300 en doce meses, hasta 80.400-. Crecieron, en cambio, en los servicios -en 16.100 en tres meses, hasta los 586.500, aunque bajó respecto a un año antes- y en el colectivo sin empleo anterior.

Y en este último capítulo, el de quienes acceden por primera vez al mercado laboral, se debe hacer una especial mención, por cuanto aumentó en 9.500 sevillanos en el segundo trimestre respecto al primero, hasta los 106.800, y nada más y nada menos que en 46.700 desde el mismo periodo de 2009 -esto es, un 77,7% más-.

Conclusión: los activos que se reducen en el campo van hacia los servicios, y en menor medida a la incipiente recuperación de la que comienza a hablarse en el sector de la construcción.

En lo que atañe al campo, hay que recordar que el retroceso del número de ocupados en el campo sevillano guarda relación con los temporales de agua del invierno pasado, que perjudicaron las cosechas, y también al arranque de melocotoneros al menguar la rentabilidad. Ese combinado se tradujo al final en un recorte de las peonadas necesarias. No en vano, el Gobierno central rebajó el número de jornales requeridos -de 35 a 20- para poder cobrar el subsidio agrario -el PER-.

Y tres cuartos de lo mismo sucedió en el conjunto de la comunidad andaluza, donde el número de activos agrarios descendió también en el segundo trimestre, hasta 346.900, aunque dentro del vaivén que ha caracterizado a esta crisis. Así, el número máximo se registró entre enero y marzo pasados, con 386.200.

En cuanto a los ocupados, fueron 206.500, la cifra de menor calado en un año, y la segunda más pequeña desde que se desatara la crisis económica.

Los desempleados, en cambio, sumaron el volumen más alto en al menos cinco años -según revelan las series históricas de la EPA-, con 140.400, fruto de la ausencia de trabajo por los temporales. La tasa de paro, un 40,47% de la población activa del sector agrario.

El Instituto de Estadística de Andalucía (IEA) entra más en el detalle de la EPA y revela la tasa de temporalidad que existe en el campo andaluz, y que es elevada dado que los trabajos suelen ser por campañas.

Según el IEA, el índice de temporalidad agraria regional era del 80,04% (57,13% fue la media del Estado). Esta eventualidad se cebaba principalmente con las mujeres (88,16%, frente al 76,94% de los hombres), algo que se debe a que las féminas suelen abundar en la recogida de cosechas como las de aceituna, melocotón, fresa, espárrago... En cambio, en el agro los contratos indefinidos suelen ir preferentemente a los hombres y para, lógicamente, labores prolongadas en las explotaciones.

Para hacerse idea de cómo es la tasa de temporalidad en la agricultura, cabe cotejarla con la del resto de los sectores económicos andaluces. La industria reveló en el segundo semestre el 25,17%, la construcción, un 56,27%, y los servicios, el 29,27%.

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