Nueve días después de embarcarse por el río Guadalquivir para homenajear la memoria de los marineros difuntos, la Virgen del Carmen de Calatrava volvió a salir ayer en procesión, esta vez en un recorrido “terrestre” por las calles más cercanas a su templo de la Alameda de Hércules que le llevó a visitar, entre otros enclaves, el convento de las Madres Reparadoras de la calle Santa Clara.
El paso de la Virgen del Carmen estuvo exornado con nardos, rosas, claveles, gerberas y anthurium, todas en tonalidades rosas. La Virgen, enjoyada con turquesas y brillantes, lució en la media luna la bandera de España con la cinta del buque Pizarro de la Armada Española, donada en la procesión fluvial que se celebró el pasado día 15. El paso, asimismo, lució luto por todos los hermanos difuntos, especialmente por el que fuera número uno de la corporación hasta el pasado mes de agosto.
Por primera vez se engalanó el recorrido entero de la procesión, en el que han destacado los farolillos y colgaduras color marrón y crema que ha lucido la calle Calatrava desde hace varias semanas, una circunstancia que hasta ahora sólo se ha producía en la procesión de la Virgen de los Reyes. El dorado en oro fino de la peana procesional de la Virgen constituyó el estreno más importante de la salida, una labor realizada por los Hermanos Caballero con la que la hermadad carmelitana da comienzo a la ansiada última etapa del proceso de restauración de las andas procesionales, iniciado en 2003.
El acompañamiento musical corrió a cargo de la Banda de Música de Nuestra Señora de la Victoria (Las Cigarreras), y el paso estuvo comandado por el capataz Antonio Santiago y auxiliares. Con esta procesión “terrestre” de la Virgen del Carmen de Calatrava se pone el punto y final a las salidas relacionadas con la advocación carmelitana en Sevilla. Ya habrá que esperar al 15 de agosto.
