El Betis es un consumado especialista en resucitar muertos, pero a priori parece que el calendario da una buena noticia al conjunto verdiblanco porque su próximo adversario, el Castellón, es ahora mismo el peor equipo de Segunda y el rival más fácil de batir. Los números no garantizan nada, y mucho menos un triunfo para los de Heliópolis, pero su siguiente enemigo aún no ha ganado a nadie esta temporada y hay muchas posibilidades de que su entrenador ni siquiera llegue al choque del sábado.
El estado del Castellón es crítico. Apenas ha sumado uno solo de los 21 puntos que se han disputado, y eso ocurrió en la primera jornada de Liga, ante el Hércules en casa (0-0). Así pues, el equipo levantino acumula la friolera de seis derrotas consecutivas: 2-0 frente al Recreativo, 3-5 con el Albacete, 2-1 en el campo del Cartagena, 1-3 ante el Rayo Vallecano, 3-1 contra el Real Unión y la última, 1-0 en Girona. Por supuesto se trata de la escuadra más goleada de Segunda, con 16 tantos en contra (más de dos de media por encuentro), y en ataque tampoco está sobresaliendo precisamente: sólo ha convertido seis goles y es el cuarto peor de la categoría en esa faceta. Los tantos han sido obra de tres futbolistas: Ulloa es su pichichi, con tres, Dani Pendín ha hecho dos y Mantecón, uno.
Como es natural, tanto mal número ha conducido al Castellón hasta la última posición del campeonato y puede llevar a su actual técnico a la cola del INEM más pronto que tarde. En la ciudad de La Plana, de hecho, se da por supuesto que si David Amaral se sienta en el banquillo el sábado será porque el club de las rayas blancas y negras no le ha encontrado un sustituto. La directiva castellonense no se ha fijado sólo en las estadísticas para alcanzar la conclusión de que necesita un cambio de entrenador. También ha comprobado que la mayoría de los futbolistas no son lo que se dice amigos del preparador canario.
El Castellón, de todos modos, está pagando una planificación deportiva no demasiado acertada, sobre todo en lo que atañe a las salidas. Dejaron sus filas hombres que la pasada campaña fueron fundamentales, como el canterano bético Arana (Racing), Dealbert (Valencia) o N'Sue (Mallorca), sin que a cambio llegasen recambios de similar nivel. "No tenemos un equipo para tirar cohetes. Hay carencias y nos costará mucho salir de abajo", indicó el propio Amaral el sábado.