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El castillo de Niebla

Como título da juego El castillo de niebla. Tiene ciertas resonancias épicas, góticas, y también medievales. Pero no era a esto a lo que yo iba. El castillo de Niebla, a sólo treinta kilómetros de Huelva, acoge cada verano uno de los festivales de teatro y danza más célebres de Andalucía.

el 15 sep 2009 / 07:51 h.

Como título da juego El castillo de niebla. Tiene ciertas resonancias épicas, góticas, y también medievales. Pero no era a esto a lo que yo iba. El castillo de Niebla, a sólo treinta kilómetros de Huelva, acoge cada verano uno de los festivales de teatro y danza más célebres de Andalucía. Así que es lo propio, me parece, hacer un recordatorio y un homenaje.

Ya voy anunciando que el entorno es único. El castillo de los Guzmán, también conocido como castillo de Niebla, abrigó según algunos una antigua fortaleza romana, conserva elementos del Alcázar árabe, y su planta actual data del siglo XV. Si quieren retrotraerse a la época de la Reconquista lo tienen divinamente fácil. Incluso, para los más morbosos hay cabida en los subterráneos del castillo, en donde se recrean las antiguas mazmorras, con las salas y los instrumentos de tortura que corresponden.

Pero, después de todo, yo quería hablarles del festival cuya trayectoria dio comienzo a mediados de los ochenta. Llovió, aunque poco, desde entonces; pero, actualmente, en tiempos de sequía, es todo un clásico para los fines de semana de julio y agosto. Este año, en su XXIV edición, la organización cuenta con un cartel que merece los aplausos de los menos entusiastas.

Por ejemplo, la obra De místicos y pícaros, de Rafael Alvarez el Brujo, a un extracto de la cual tuve el privilegio de asistir en Toledo, antes incluso de que se estrenara; o un Calderón de la Barca, Las manos blancas no ofenden, representado por la Compañía de Teatro Clásica; o un Hamlet dirigido por Juan Diego Botto, o un par de Shakespeares, como el apropiado, El sueño de una noche de verano, a cargo de La Tarasca.

Ahora que el cine está en horas bajas, el teatro es una opción que respira sentimiento y juventud. Prueben a ir a la playas de Huelva, y, de regreso, hagan escala en Niebla. El sol se hunde entre las montañas, cede un poco el calor, el castillo de los Guzmán se ilumina como para enamorarnos, y, mientras uno se regala con una cerveza servida al aire libre, alguien avisa de que el espectáculo está a punto de comenzar. Estoy hablando de teatro. Fue y será siempre como se dice: un deleite para los sentidos.

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