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El charco de Munarco

Los orfebres, tallistas, doradores y bordadores son orfebres, tallistas, doradores y bordadores. Pero esta verdad tan clara como la de que el sol sale todos los días ha estado eclipsada -como al sol cuando se le pone la luna por delante- por un prejuicio: el de creer que esas profesiones eran "arte sacro" y...

el 15 sep 2009 / 09:58 h.

Los orfebres, tallistas, doradores y bordadores son orfebres, tallistas, doradores y bordadores. Pero esta verdad tan clara como la de que el sol sale todos los días ha estado eclipsada -como al sol cuando se le pone la luna por delante- por un prejuicio: el de creer que esas profesiones eran "arte sacro" y que el arte sacro era inmutable. En una época en la que se busca diversificar y cualificar la oferta, las artesanías suntuarias sevillanas han seguido dedicándose únicamente a un sector e, incluso ahí, no han existido ni atisbos de innovación. Pero para mostrar los avances y venderlos a otros -no a nosotros mismos- es para lo que están las ferias y sólo cuando hay posibilidad de beneficios es cuando existen patrocinadores de verdad.

La espléndida renovación en las artesanías en las primeras décadas del siglo XX se produjo porque entraron en tromba nuevos estilos, porque se innovó. Es indudable que quienes realizaron aquellos proyectos conocían todo lo que en aquel momento se cocía en las artes decorativas -pues eso son, y no otras cosa, estos productos- en toda Europa. Sabían ya de alguna forma que era el I+D+i. Ahora Munarco, tras varias ediciones desaprovechadas, está metida en un charco pero no esta sola: en él están también los artesanos que Sevilla milagrosamente conservó en un mundo que ya no los tiene. Aún podrían salvarse, pero con un giro de 90 grados.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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