Cultura

El Cid cuaja un faenón e indulta a un toro de Marca en San Sebastián de los Reyes

El matador de Salteras se negó a salir a hombros porque hubo protestas en el indulto.

el 28 ago 2010 / 20:09 h.

El matador de toros sevillano Manuel Jesús El Cid indultó ayer tarde a un toro noble de la ganadería de José Luis Marca en la plaza de toros madrileña de San Sebastián de los Reyes, donde rayó a gran nivel y protagonizó un soberbio faenón. Como hubo protestas en el indulto, el diestro se negó a salir en hombros, según informa Burladero.com.

El cuarto de Marca fue un toro noble y enclasado al que El Cid vio pronto y decidió cuidar. De hecho, en el tercio de varas apenas recibió un picotazo.

Con la muleta, el torero de Salteras se mostró templado y toreó muy despacio, con gusto. Buena faena de Manuel Jesús, que brilló al natural. La gente además estuvo en todo momento conectada con la faena y pidió el indulto, que fue concedido.

Con el que abría plaza, El Cid toreó templado a la verónica, pero se trataba de un animal muy flojo que no permitía apenas lucimiento. Sin embargo, el de Salteras estuvo por encima, con seguridad y firmeza. Destacaron algunos naturales sueltos. Falló a espadas.

Con el tercero se movió. El también sevillano Daniel Luque salió decidido con el capote en el recibo a la verónica, antes de dejar un vistoso quite por chiquelinas. Con la muleta se mostró enchufado y con ganas desde el inicio por estatuarios.

Las primeras tandas, a media altura y sin obligar, le sirvieron para sostener al animal y poder apretar al final. Concluyó con unos gustosos remates antes de dejar media estocada.

El sexto toro, sin clase y deslucido, no dio opción alguna al matador. Daniel Luque no perdió el tiempo y lo mató de una estocada efectiva.

Alejandro Talavante se encontró en tercer lugar a un toro descastado y flojo con el que firmó una faena irregular. Dio muchos pases el extremeño, aunque no terminó la cosa de romper. Lo mejor llegó al natural pero no anduvo fino con los aceros.

El quinto fue otro toro similar y el diestro le puso voluntad, pero fue imposible. Con la espada estuvo muy mal.

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