El cierre de la Azucarera permitirá liberar suelo para 1.300 viviendas en La Rinconada

El cierre de la Azucarera no sólo no afectará a la economía y al empleo sino que, además, abrirá las puertas a la construcción de 1.296 viviendas en La Rinconada, de las que la mitad serán protegidas. Así lo contempla el convenio urbanís- tico que firmará hoy el Ayuntamiento con Ebro Puleva, en el que también se contempla la recolocación de los trabajadores en una fábrica de alimentos funcionales que inaugurará la empresa.

el 17 ene 2010 / 21:18 h.

Un camión carga la maquinaria de la azucarera para llevarla hasta Egipto.

El convenio contempla el uso de 240.000 metros cuadrados en la que se localizan las actuales instalaciones de la Azucarera para la construcción de las viviendas. El Ayuntamiento se hará cargo de la urbanización de los terrenos de las viviendas protegidas previstas (648). Los terrenos en los que estará la otra mitad de la promoción, que corresponde a viviendas de renta libre, será urbanizado por Ebro Puleva. Eso supone una oportunidad para recomponer el entorno de la barriada de Santa Cruz, ya que también se contempla que estos suelos estén dotados de varios equipamientos.

El Consistorio también saldrá beneficiado del convenio con la cesión de la Hacienda Santa Cruz, donde tiene previsto instalar un centro cívico, y los terrenos de las balsas de la Azucarera. Estas concesiones se obtendrán a cambio de entregar unas parcelas de 135.000 metros cuadrados en los futuros polígonos El Cáñamo IV y V para el desarrollo de Ebro Puleva, con lo que sella la continuidad de su actividad en La Rinconada. La pauta a seguir de la entidad pasa, en primer término, por reutilizar parte de las instalaciones de Azucarera San José para implantar temporalmente una fábrica de ingredientes funcionales que será inaugurada a lo largo del segundo semestre de este año.

Para más tarde dejarían su traslado definitivo a las parcelas reservadas en El Cáñamo, donde se mantendría la actividad de la empresa y, además, los puestos de trabajo.
Y es que estas instalaciones serán el destino de los 29 trabajadores de la Alcoholera de San José, que cerrará este año. El traslado de la plantilla se producirá, además, en idénticas condiciones salariales a las que tenían hasta la fecha. De esta manera, el Ayuntamiento consigue que no se pierda ningún puesto de trabajo fijo con el cierre de la Azucarera, ya que se pactaron las prejubilaciones sin problemas y el resto de trabajadores fueron trasladados sin tener que salir de Sevilla.

Dentro de este esfuerzo para que no se pierda la actividad empresarial en la zona se incluye, además del convenio, una partida de más de nueve millones de euros de la Consejería de Agricultura para la reindustrialización y cubrir la pérdida de actividad económica generada por el cierre de la Azucarera. Aunque incentivará inversiones en obras e infraestructuras, el destino principal será la creación, atracción y consolidación de empresas, y la formación para el empleo, para lo que se destinan 5,4 millones.
medio ambiente. La permuta reflejada en el convenio urbanístico recoge una serie de

El principal se sitúa en la supresión de las balsas de decantado de aguas, la gran causante de los malos olores que sufrían los vecinos del barrio de Santa Cruz. En ese sentido, Ebro Puleva se compromete a descontaminar los suelos ocupados por las balsas y tendrá que aportar un certificado de la administración competente de haber efectuado las actuaciones necesarias para esta superficie de unos 225.000 metros cuadrados.

Ebro Puleva, de hecho, ya está ejecutando el plan de regeneración ambiental en la balsas, cuyo coste está cifrado en unos tres millones. Con este condicionante, el Ayuntamiento quiere promover una mejora medioambiental e la zona sur de San José.

La firma de este convenio urbanístico supone el último paso para la despedida de la Azucarera, que materializó en diciembre su cierre cuando desmontó toda su maquinaria para proceder a su traslado a Alejandría (Egipto). Allí se reinstalará y volverá a funcionar. En este traslado trabajaron un total de 220 personas, que se encargaron tanto del embalaje como de la clasificación de todas las piezas de esta maquinaria.

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